Hubo una época en la que los niños del sur de Gran Canaria recibían regalos de Reyes desde el INTA. La base que empleó la NASA para en 1969 en el Centro Espacial de Maspalomas, que fue determinante en el éxito de la misión Apolo 11, se metió en el bolsillo a los lugareños y eso nunca se olvida entre aquellas humildes familias que compatían su visión entre tomateros y antenas que vigilaban el mundo. Dependiente en la actualidad del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), la estación de Maspalomas fue construida en a finales de los años cincuenta por la NASA, en los inicios de la carrera espacial. Fue el primer centro de estas características instalado en Europa y uno de los pocos lugares del mundo donde se dio soporte a la carrera espacial americana". De aquella época quedan los nombres de los técnicos del centro habilitado por la NASA en Maspalomas Andrés Rodríguez, Francisco Almeida, Rafael Santana, Benjamín González, Manuel Rivero y Valeriano Claros-Guerra, además de Manuel Pestana, José Sarmiento y Carmelo del Pino.
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Valeriano Claros-Guerra, que tras su paso por Maspalomas, fue durante años representante de la Agencia Espacial Europea en España. Desde Gran Canaria también se dio soporte a otras operaciones, como el que se prestó a la primera estación espacial tripulada y la disposición de uno de los tres observatorios solares que advertía a los astronautas de las partículas desprendidas del sol que podían chocar contra la nave o contra la superficie lunar. La función de este centro durante la misión Apolo 11 fue "dar continuidad al seguimiento de la nave", algo que sólo podía realizarse desde Cabo Cañaveral (Estados Unidos), Australia y Gran Canaria.







