Hubo una época en la que la recogida de residuos estaba en manos de empresas familiares. Poco a poco, por las orientaciones presupuestarias de la UE, las empresas fueron desapareciendo, torpedeadas o bien acabaron en manos de grupos mayores propiedad de fondos de capital riesgo. ¿Y qué quiere un fondo de capital riesgo? liquidez. El servicio del sur de Gran Canaria lo controla un empresario mexicano y el sureste va camino de lo mismo para entregar 148 millones de euros a un grupo alemán. Solamente hay tres empresas familiares canarias gestionando residuos en las islas tras la quiebra de Santana Cazorla: Martínez Cano, Ayagaures (Pérez Moreno) y Azertia.

La mesa de contratación de la Mancomunidad del Sureste tiene la difícil papeleta de decidir si se cree las cuentas de las cuentas de la lechera financiera o apuestan por modelos industriales, que es precisamente lo que han firmado los municipios de Santa Lucía de Tirajana, Agüimes e Ingenio al sumarse al Plan Reactiva Canarias de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que señala: "la economía circular como palanca para la modernización industrial, la gestión del agua y sus infraestructuras, que ayudarán a identificar las grandes oportunidades y las cautelas que hemos de tener presentes en la fase de recuperación". 

Todo ese párrafo de palabrería acaba en la papelera de reciclaje porque los canarios han optado por mirar las bajas temerarias de fondos de inversión que responden a sus accionistas en el extranjero que al esfuerzo industrial de las islas a cambio de 721 contenedores donde meter basura que en el caso de las grandes corporaciones forman parte de sus activos líquidos para poder revender las concesiones en el corto plazo.