Cuando se sale del sur de Gran Canaria procedente de Playa del Inglés hay un vetusto avión que a los turistas, que en un 64% repiten su estancia en la isla, les encanta ver como homenaje del paso del tiempo en el destino. El Douglas Aircraft Corporation, DC-7, tiene 34,58 metros y una envergadura de 38,86 metros. El récord de distancia que el avión voló sin escala fue de 6.450 kilómetros.
Es el avión que hay en El Berriel y Bahía Felíz desde la antigua GC-500. No era un aparato de Binter Canarias como actualmente está pintado hasta el punto que firmas tabaqueras llegaron a usarlo como soporte. Swissair le puso 75 pasajeros y Spantax lo configuró con 102 pasajeros. Según Juan Carlos Díaz Lorenzo en Puente de Mando "este avión es el último Douglas DC-7C Seven Seas construido" y que "en su momento fue el cuatrimotor de pasajeros más avanzado de la industria aeronáutica norteamericana, ropulsado por cuatro potentes motores de pistón Pratt & Whitney R-3350 Turbo Compund, entró a competir tardíamente con el legendario Lockheed Super Constellation L-1049-G y precedió a los primeros reactores De Havilland Comet, Douglas DC-8, Boeing B-707 y Convair CV 880 y CV 990".
Quien también conoce bien la historia del avión es el intermediador turístico Martín Smolen. El avión era de Swissair pero el día de Reyes de 1962 se lo traspasó a Scandinavian Airlines Service (SAS), que le da su primer nombre: Erik Viking. SAS vendió el aparato a Japan Air Lines para hacer vuelos entre Tokio y San Francisco y Los Ángeles con una escala en Honolulu. Y así, recuerda Martín Smolen, la aerolínea japonesa lo tuvo hasta 1965.
Smolen detalla que ese 1965 se hace con el aparato Spantax para transportar turistas en distancias más largas sin hacer escala. Conectó destinos africanos y Oriente Medio hasta diciembre de 1976. En 1978 fue jubilado y en 1979 Spantax lo donó al Real Aero Club de Gran Canaria. "Desde Gando a El Berriel finalmente se realizó por mar, utilizando flotadores, que se colocaron debajo de la cabina y las alas", recuerda Martín Smolen. En 2015 dada la pena que generaba Binter lo hizo un soporte publicitario suyo en un intento de que no pareciera un amasijo de chatarra a vistas del turismo.