Primeros efectos colaterales en el sector de la construcción por la crisis de Ucrania. La cementera de Santa Águeda se hace ahora imprescindible para mantener la estructura productiva de las islas al calor de las decisiones de operadores peninsulares. Cementos Portland Valderrivas, filial de FCC, ha apagado todos los hornos de sus siete principales centros de producción en España debido al alto precio de la electricidad, que ya estaba descontrolado desde hace meses y ahora ha agravado la guerra en Ucrania.
Aunque en las islas este tipo de producto tiene AIEM, es clave para las licitaciones de obra pública y el papel de plantas que generen independencia en cuanto a suministro es otra de las variables en las que se mueven los dueños de Ceisa para reclamar que no se se desmantele con esta industria como ya se hizo en su momento con la agricultura canaria.
A todo ello, hay que añadir las obras que se pongan en marcha con nuevos proyectos europeos. Uno de ellos es el tren. El desmantelamiento de Santa Águeda obligaría a comprar cemento en la planta cementera más próxima, es decir, en Alcalá de Guadaira, Andalucía, y planes como los ferroviarios de Gran Canaria, que garantizan carga de trabajo en Santa Águeda, se quedarían sin cobertura.
En febrero pasado el consejero de Obras Públicas, Transportes y Vivienda del Gobierno de Canarias, Sebastián Franquis, ha afirmado que la construcción de los trenes en Tenerife y Gran Canaria "no es una prioridad" para el Ejecutivo pero sí una "oportunidad" para Canarias al mover una inversión superior a los 3.800 millones de euros.