Corría el año 2007 y José Manuel Soria, ahora integrante del consejo de Servatur, pidió consenso para renovar Playa del Inglés cuando era presidente grancanario con el PP. De Soria apenas se acuerda la gente en el sur de Gran Canaria y menos que tuvo como responsable insular de Turismo a Juan José Cardona, que impulsó la creación de los clubes producto. La cifra: 520 millones de euros, es decir, 34.195 euros por cada unidad alojativa.
Llegamos a 2022 y apenas al sur de Gran Canaria llegará capital con el plan de reactivación que financia la UE con motivo del Covid19. Los problemas de 2007 siguen siendo los mismos que los de 2022: la propiedad difusa de los centros comerciales que no anima a generar mayor inversión privada. Bruselas ha dicho que en Canarias hay que formar funcionarios porque no tienen ni idea de gestionar fondos europeos.
Los 520 millones de euros que precisaba el sur de Gran Canaria para no caer en la melancolía de un pasado glorioso proceden del director del Máster en Proyección Urbanística y del Paisaje de la ULPGC, Eduardo Cáceres. Cáceres pedía que Playa del Inglés dejase de ser "inoperante" por la "existencia de bolsas de tejidos urbanos deteriorados", unidas a una "falta de especialización de la oferta" y a la existencia de "problemas de gestión de los establecimientos".
Cáceres instaba a crear alojamientos competitivos y una profesionalización de la explotación. Un 39% de la oferta de 2007 necesitaba importantes reformas y 259 establecimientos turísticos presentaban ya signos de agotamiento. No era solamente decoración y mobiliario sino que en un 46% la necesidad de cambios incluía carpintería, pavimentos e instalaciones y en un 3% demoliciones y reconstrucciones.






















