La celebración del Gay Pride en Playa del Inglés no genera esas unanimidades que la corrección política hace creer. Cada vez hay más voces que cuestionan el modelo de actividad empresarial y el cero caso que se hace sobre el cumplimiento de la Agenda 2030 al considerarlo que es un producto comercial ajeno a los isleños y denuncia que lo que se celebra es una agenda de "gaycapitalismo en su máximo exponente". Podemos, que controla en Canarias el Instituto Canario de Igualdad y la financiación regional del colectivo LGTBIQ+ es la formación menos ambigua en este asunto. "Solo es una fiesta con objetivos comerciales donde unos cuantos aprovechan para hacer caja", denuncian.
Lo anterior lo ha denunciado en Twitter un activista de LGTBI de Podemos, Gabriel Marrero, que ha sentenciado que "no considero que sea una fiesta de la diversidad" y que "desde hace años la organización la realiza una empresa privada sin contar con las asociaciones LGTBIQ+ de la isla, más allá de la participación de estas en la Cabalgata, como cualquier otra persona que quiera acudir".
El dirigente del partido morado ha señalado que "tanto en las fiestas principales celebradas en la plaza pública del Yumbo como en las subfiestas van enfocadas al público de hombre, homosexual y extranjero, con un tipo de proyección concreta, blancos y musculados, ya lo de diversidad racial apúntalo ahí". Marrero denuncia que "no existe visibilidad ni participación de mujeres lesbianas ni personas trans de la misma manera que se enfoca al público gay, todavía recuerdo un año donde apartaron a las lesbianas del escenario principal".