La ola de pesimismo que recorre los hogares británicos y alemanes es directamente proporcional al que hay en los hoteleros y propietarios de negocios extrahoteleros en el sur de Gran Canaria. Mientras las AA.PP se habla de llegadas millonarias de turistas a las islas los empresarios dicen que, de eso, nada de nada. El sentimiento sobre las perspectivas económicas en el turismo del sur grancanario se acerca a mínimos históricos por la llegada de nuevos dueños que están sorteando la norma sobre unidades de explotación y vendiendo directamente generando problemas de imagen al sector que, además, tiene que enfrentarse a un descenso de precios en Grecia y Turquía por la crisis de Ucrania.
Cuando Gran Bretaña corre el riesgo de sufrir un doble golpe de inflación por encima del 10 % y una posible recesión, mientras que las personas de toda Europa se enfrentan a sus tasas de inflación más altas en décadas, lo que refleja las cadenas de suministro dañadas por la pandemia y el aumento de los precios de la energía, y los consumidores se vuelven pesimistas en las economías desarrolladas, el colapso total de la confianza es un problema gravemente británico.
Por eso, sostiene la FEHT de Las Palmas "las reservas llegan con una antelación extremadamente corta por lo que es prácticamente imposible conocer la ocupación de los próximos meses aun sabiendo que existirán plazas aéreas disponibles". Actualmente las reservas confirmadas para los dos próximos meses "distan mucho de mostrar un panorama alentador", sostiene la FEHT de Las Palmas. "Sabemos que nuestros clientes quieren viajar después de dos años sin hacerlo, pero el incremento de los costes energéticos con la consecuente disminución de su poder adquisitivo por la inflación hace que el nivel de reservas actual diste mucho del que se ha publicado últimamente".