Era capitalismo popular con dinero de los colocados en la Administración con Falange. Dinero manchado con el esfuerzo de los impuestos y del corralito que pesaba sobre el resto de los canarios de sectores agrarios. Los señoritos de Las Palmas jugaban con sus ahorros a ser dueños del incipiente destino turístico al calor de Caja Insular de Ahorros. 50 años después no hay ni Protucasa y menos Caja Insular, que es un adefesio financiero llamado Caixabank. Fue en 1972 cuando se lanza la primera operación de inversión popular de aquellos pijos de Las Palmas que se hicieron con el suelo del poniente de la GC-500.
La Falange montaba el negocio a los señoritos de Arucas, Santa Brígida, Teror y Las Palmas mientras las cuarterías de tomateros eran infraviviendas. Espacios para los aparceros que no tenían nada que ver con aquellos 194 apartamentos distribuidos en 78 estudios dobles; 101 apartamentos dobles con salón y 15 apartamentos cuádruples con salón. Todos ellos son exteriores, con baño, cocina, estar, salón, teléfono, terraza, aire acondicionado, música ambiental y amueblados al estilo español", decía la publicidad. Sus instalaciones eran: salones sociales, solarium, piscinas climatizadas, restaurantes, snack bar, zona ajardinada de 2.000 metros cuadrados, zona comercial, aparcamiento privado, tenis, sauna, boite, entre otros.
Así fue como en Maspalomas, Playa del Inglés y San Agustín eran los canarios los que explotaban el negocio previo control de suelo a mano de otros canarios. Entonces aquellos acontecimientos ocurrían mientras Carrero Blanco saltaba en atentado terrorista y el sistema fiscal canario, lo que permitía Falange, daba la oportunidad de incentivos fiscales para suministrar al turismo en Arinaga.
Una de las primeras operaciones de Protucasa fue la creación de los aparthoteles del mismo nombre en Playa del Inglés, y que generó la presencia del ministro franquista de Turismo, Sánchez Bella, y del gobernador civil a la par que jefe provincial del Movimiento, Alberto Fernández Galar siendo presidente del Cabildo de Gran Canaria y por tanto máximo accionista del chiringuito financiero de Protucasa, Juan Pulido Castro. El consejero delegado de Protucasa era Juan Marrero.
Protucasa colocaba el dinero de los falangistas en el turismo pero no todo iba al sur de Gran Canaria. Parte de los recursos iba a Lanzarote y Fuerteventura. En Playa de Inglés desarrolló cerca de diez operaciones que siguen existiendo aunque con otros nombres o formatos de negocios. Protucasa colocaba dinero de los ahorradores en el turismo. Los inversores franquistas se quedaban tres meses para su uso y el resto a operaciones turísticas "pero de forma que la administración quedase siempre en manos españolas, de lo que era símbolo la bandera nacional, única que ondeaba en aquellos solemnes momentos en el mástil del edificio que se inauguraba", decían los folletos de la época.
Protucasa también desarrolló 500 viviendas pero el grueso del negocio era el turismo. Pulido Castro decía que la propiedad debía ser española aunque el negocio fuese extranjero. En unas palabras en enero de 1972 Pulido Castro ya dejaba entrar el mensaje: "es preciso tener cuidado con las formas y la psicología popular en torno al desarrollo turístico". Y tanto. Porque Protucasa ofrecía la entrada de capital privado pero siempre minoritario "con lo que se garantizaba la futura rentabilidad del negocio ya que principalmente son los extranjeros los que traen al turismo".