Corrían los años 60 cuando el peso descomunal de la burocracia, la fuga de cerebros o la escasa inversión en I+D dificultaban y hacían ya casi imposible el trabajo de los canarios en el sur de Gran Canaria como propietarios, siempre como empleados o intermediarios. En el sur la burocracia se combate desde entonces con ingenio, y así somos líderes mundiales en áreas residenciales de turismo, pero el exceso de regulación o el peso descomunal de la burocracia hacen difícil o imposible sacar el trabajo adelante. Ya decía Gandhi: "la tierra puede alimentar a todos los seres humanos, pero no a su codicia".