Y tu pensando en Ucrania. Los que viven en plantas bajas de viviendas en el sur de Gran Canaria tienen un vecino incómodo: el radón. Se trata de un es un gas noble con radioactividad natural de índices de presencia en Tirajana altos, procedente de la desintegración de la cadena del uranio (U-238), es decir, que la cadena de desintegración de los elementos atómicos que participan en la generación del radón se inicia con el uranio, pasando por el torio, radio y finalmente radón.
Según el Consejo Superior de Seguridad Nuclear Tirajana tiene una alta exposición a este gas. El suelo de Tirajana es de los más radiactivos de España, con las mayores tasas de dosis por irradiación externa. Es una radiación natural, no es como las centrales nucleares, el problema del radón es que es un gas que se va acumulando en las plantas bajas de las viviendas; en las plantas más altas de una vivienda existe menor riesgo por estar más alejada del suelo. La ventilación es la solución fundamental.
Todos los elementos mencionados anteriormente aparecen en la naturaleza en estado sólido, pero el radón lo hace como gas. La vida media del Rn-222 es de 3 a 4 días (3,8 días), en ese momento se transforma en polonio (Po-218) emitiendo partículas alfa. Este gas presenta bajos niveles de concentración al aire libre, pero tiende a acumularse en las viviendas y espacios cerrados, especialmente en áreas con suelos permeables o con un alto contenido en radio. Ciertas actividades tales como la minería en el subsuelo o la explotación de aguas termales pueden conllevar un riesgo significativo respecto a la exposición al gas radón.
No lo provoca la industria, ninguna sustancia creada por el hombre ni fuente energética artificial. El gas radón está en el subsuelo, y se concentra en plantas bajas y sótanos de viviendas y lugares de trabajo. El granito tiene una una importante cantidad de este elemento radiactivo, gaseoso y que resulta más cancerígeno que el humo ambiental del tabaco.