Nunca han pedido perdón a los canarios que se movieron desde el norte de la isla al sur a los tomateros. Dieron trabajo pero ganaron mucho dinero y con la UE, en quiebra no están. Eran familias numerosas en unas cuarterías donde una familia tenía doce hijos y otras. Bonny mejoró las condiciones de habitabilidad de las cuarterías con viviendas relativamente cómodas, dotadas de dos habitaciones con servicios, agua y corriente eléctrica. Bonny pagaba mejor a los aparceros que siempre denunciaron que les restaba kilos en el pesaje y selección de tomates. La renta per cápita en 1967 era de 62 euros. En la zafra 1974-75 un aparcero con una fanegada que obtuviera 18.000 kilos aptos tenía unos ingresos de 17 pesetas. Los aparceros tenían cuatro meses de paro estacional y vivían de los ahorros o volvían a los pueblos de origen a cultivar pequeñas propiedades. Al participar toda la familia en el trabajo y la lejanía de las cuarterías de los centros urbanos, a lo que se suman las malas comunicaciones, imposibilitaba en muchos casos asistencia de los niños a las escuelas de una manera regular.
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