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HISTORIALa historia de Casa Aurora y Serafín en Maspalomas

La historia de Casa Aurora y Serafín en Maspalomas

Yurena Vega Sábado, 03 de Septiembre de 2022

Allá por el año 1958 comienza a llegar al desértico sur de Gran Canaria una cantidad de turismo importante al calor de la apertura del franquismo a la economía internacional. Comienzan a llegar falangistas de Las Palmas para hacerse con el destino de Maspalomas empezando por San Agustin. Los tirajaneros de Maspalomas tienen que buscarse la vida y optan por la imaginación porque no tenían dinero y menos cobertura financiera de los bancos de una España de miseria que alimentaba a sus escolares con leche en polvo que se regalaba en las parroquias.

 

Pero hubo un matrimonio que dio el paso con las manos quemadas de trabajar al sol de la agricultura y la pesca. Fue un matrimonio ejemplar que dio el salto a la hostelería en una época que no requirió tanto permiso y tampoco soborno alguno porque eran trabajadores y a mirar de frente y decir la verdad no les ganaba nadie. Apenas ganaban dinero porque la cocina tenía poco margen y los gastos eran muchos; pero aquel matrimonio generó una cosa que todos los tirajaneros aprendieron: no esperar por encorbatados de Las Palmas y ponerse manos a la obra. 

Esa familia era, y es, la de Serafín y Aurora, que se hicieron con una choza que había en la zona de Meloneras. Y es que esa parte del destino no es cosa de la gente de Las Palmas o Agüimes. Fueron los tirajaneros quienes pusieron en marcha esta zona con la comida: gastronomía local que a los turistas les llamaba la atención no solamente por el precio sino porque estaba muy alejado de esos conceptos modernos como la uniformidad de muebles castellanos y el hilo musical con canciones de Nino Bravo o Rocío Jurado, que era lo que el régimen gustaba.

Serafín hizo lo que pudo y más por su familia y después por el negocio. Aquellas paellas se hacían con pescado que él mismo extraía. Hoy sería imposible por la presencia de funcionarios canarios de Las Palmas molestando a la gente del sur con sus normas. El comedor estaba a diez metros del mar y cuando subía la marea los turistas comenzaban a correr. La verdad es que el negocio lo regentaba Serafín pero fue su esposa quien descubrió el sitio. Relata Marisol Ayala que "el matrimonio trabajó sin descanso y las paellas y las cazuelas de Aurora y Serafín se hicieron muy famosas". Por allí aparecieron también populares de televisión, artistas, escritores "y hasta algún monarca cuya foto guarda Manuel con cariño porque tiene una curiosa dedicatoria". Todos pedían lo mismo: la paella de Serafín que en realidad era de Aurora. 

 

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