Supongamos que las amenazas de Rusia a la OTAN se ponen en marcha y por desgracia la mala suerte llega al sur de Gran Canaria. Sería una desgracia que barrería parte de la isla del mapa. El rendimiento de una explosión de 800 kilotones generaría la muerte de la población de toda Gran Canaria y parte de Fuerteventura y Lanzarote. La nube se extendería por esas dos islas de forma inmediata. Sin embargo la Cueva Pintada de Gáldar medio escaparía del horror. Para hacerse una idea: cuando arrancó a echar lava en 2021 el volcán de La Palma tenía energía que equivalía a 4.000 como la que afectó a Hiroshima, que generó una ola de calor de más de 4.000 grados centígrados en un radio cercano a 4,5 kilómetros. En La Palma había 100 millones de metros cúbicos de lava a 1.200 grados centígrados y por 1.700 kilogramos por metro cúbico de densidad de piedra.
La calculadora nuclear Nukemap, que emplea como datos estimaciones de población flotante también, estima que el número de muertos en Canarias sería de 1.166.120 personas y las lesiones afectarían a 1.407.220. Nukemap apunta que "modelar las bajas de un ataque nuclear es difícil" y que "estos números deben verse como evocadores, no definitivos". Nukemap apunta que las distancias de efecto para un estallido de superficie de 800 kilotones generaría un radio de la bola de fuego 1,15 kilómetros y un diámetro de 4,15 kilómetros cuadrados. Si toca el suelo, la cantidad de lluvia radiactiva aumenta significativamente. Cualquier cosa dentro de la bola de fuego se vaporiza. "Las muertes se acercan al 100%", señala Nukemap que detalla que habría un radio de acción en 18,6 kilómetros cuadrados.
En aproximadamente 1 mes el 15% de los sobrevivientes eventualmente morirá de cáncer como resultado de la exposición. El radio de radiación térmica (quemaduras de tercer grado) en 9,7 kilómetros.
