La miseria que hubo en el sur de Gran Canaria por la presencia de un sector tomatero que esclavizó a los aparceros del sector en cuarterías y miserias, jugando con el peso de las cajas de tomates a costa del esfuerzo de los sureños, tuvo la protección de Franco porque los Bonny fueron socios colaboradores que originó el estallido de la guerra civil y la represión franquista en Tirajana. Solamente la presencia de cristianos de base en el sureste de Gran Canaria generó la apertura del sistema. Franco sabía o quería saber qué pasaba en el sur de Gran Canaria después del fin de la guerra civil en 1939. El sector tomatero descuartizaba la economía del sur de la isla generando un monocultivo agrario en manos de extranjeros que solamente ha sido sustituido por el turismo, también en periodo franquista. La ley no imperaba sino contra el trabajador porque los Bonny participaron en las conspiraciones contra la republica en julio de 1936.
En concreto, Antonio y Juliano Bonny financiarían la llegada del avión de Franco para dar formalmente el estallido de la contienda en Tetuán. También fue atender al 'Dragon Rapide', el avión De Havilland DH.89 que llevaría a Franco a Marruecos. La operación, aunque financiada por los conspiradores españoles, contaba con la anuencia de Londres, como sostiene el historiador Paul Preston en su biografía sobre el dictador, muerto en 1975. Juliano Bonny Gómez se puso a apoyar a Franco tras crear su imperio agrario en 1935. Inicialmente, cerca de Las Palmas pero con el creciente aumento del negocio se trasladó al sur de Gran Canaria mientras tenía una red propia en Inglaterra. La compañía aceleró su poder desde 1969
El 14 de julio había llegado a Santa Cruz de Tenerife José Antonio Sangroniz, que informó a Franco de la llegada a Gran Canaria del avión que había de trasladarle a Tetuán. El general Orgaz, con ayuda de Antonio Bonny, fue el encargado de organizar la recepción y alojamiento de la tripulación en Las Palmas. Las gestiones realizadas para alquilar el Dragon Rapid y enmascarar la finalidad a que se destinaba su uso aparecen explicadas con cierto detalle en Thomas Hugh en 'La Guerre d'Espagne', París, y con más detalles Víctor Morales Lezcano en 'Los ingleses en Canarias' editado por el Gobierno de Canarias en 1992. También se narra en las memorias de esos sucesos redactadas por uno de sus protagonistas: Luis Bolín en 1967.
El comienzo de la guerra civil y el rápido control de Canarias por los militares comprometidos en el alzamiento tuvieron inmediata repercusión en otros órdenes de la vida administrativa: por ejemplo, en la presidencia de la Junta de Obras del Puerto de Las Palmas, donde el general de brigada en reserva Guillermo Camacho González desplazó a Juan Bordes Claverie, que apenas había tomado posesión de ese cargo días antes. Y en la Cámara de Comercio una semana después de la proclamación del estado de guerra. Las vacantes fueron cubiertas por Fernando Cambreleg del Castillo y Diego Vega Sarmiento. Este último desempeñaría el cargo de vicepresidente a partir del día 11 de agosto de 1936. Entretanto Antonio Bonny presentó su dimisión como presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas porque al ser extranjero no podía al ser un periodo de guerra. Edmundo Hernández Medina, gobernador Civil el 4 de agosto de 1936, protegió en todo momento los intereses agrarios de Bonny en el sur de Gran Canaria.



























