Ibrahim Alaoui es un joven de 19 años que llegó a Fataga la semana pasada desde Las Palmas. Es lo único que conoce después que conociera la localidad de cumbre del sur de Gran Canaria en 2020. Por problemas mentales fue expulsado por hechos violentos del centro de internamiento pero era otra realidad: esquizofrenia. Alaoui fue atendido este fin de semana por la Policía pero no pueden hacer nada. Mientras, se alimenta de latas de atún, los vecinos le dan agua, se pega cabezazos contra el suelo en la plaza y los otros chicos del pueblo evitan contacto con él por miedo a daños. El aislamiento es total aunque chapurrea algo de español. A la pregunta de qué necesita responde: medicación y medios para estudiar.
Lo único que conoce es Fataga y la estación de guaguas de San Telmo. Juan Enrique Quintana, directivo de la ONG Quorum Social 77 que atiende a menores migrantes no acompañados en Gran Canaria ha alertado del aumento de enfermedades y patologías mentales derivadas de la dureza de la travesía migratoria hacia el archipiélago. Ibrahim Alaoui no puede ser atendido en centro holístico de Tara porque ya es mayor de edad y en ese centro solamente es para menores.
Ibrahim Alaoui se pasa la mayor parte del tiempo en la plaza de Fataga y duerme en la calle. De hecho, vino a Fataga porque es ahí donde no tiene miedo a dormir en la calle. La enfermedad neurológica más frecuente en inmigrantes es la migraña. Esta afección es debida al elevado estrés que sufren estos individuos tras el impacto emocional que les provoca un cambio tan brusco en su vida. Se alimenta de lo que la gente le da por el barrio. "Yo no robo, no soy ladrón, quiero que me ayuden y me atiendan, no tengo medicamentos", dijo Ibrahim Alaoui, que resalta que la orden religiosa Manos Blancas le ayuda a este migrante procedente del Rif.
Los migrantes que presentan mayor riesgo de trastornos mentales y neurológicos son aquellos que viajan para vivir y trabajar en otro país y únicamente terminan viviendo condiciones de explotación y aislamiento, y aquellos que buscan refugio al hambre, la violencia y los disturbios, sostiene Sandra Martínez Pizarro del centro Divina Pastora, en Granada, que ha estudiado este fenómeno clínico. "En estos casos, al llegar al lugar de acogida es frecuente que se encuentren con una situación de desinformación, de desempleo y de desamparo, que incrementa el riesgo de exclusión social", sostiene Martínez Pizarro.
Los factores de riesgo de alteraciones mentales y neurológicas son diferentes según la fase del viaje en la que se encuentre el individuo. En el proceso de preparación del viaje destacan en el inmigrante el miedo, la ansiedad, el hambre, las pérdidas familiares y las condiciones económicas. En el proceso del viaje destacan la pena, la depresión, el trauma, la separación de la familia y el colapso de los soportes sociales. En el proceso de asilo destacan las amenazas de repatriación, las condiciones no hospitalarias, el desempleo y la escasez de alimentos. Y durante el proceso de reinstalación destacan el aislamiento social, los problemas de aculturación, los prejuicios, las barreras de lenguaje y la marginación. Las alteraciones más frecuentes de salud son la depresión, el deterioro de la salud mental, los problemas mentales derivados del abuso del alcohol, la esquizofrenia, los trastornos del estado de ánimo, la violencia debida a las alteraciones mentales, la distimia y el trastorno depresivo moderado y severo. También los trastornos psicóticos, los trastornos afectivos y los trastornos neuróticos.