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HISTORIALas crueles andanzas de Pedro de Vera por Tirajana

Las crueles andanzas de Pedro de Vera por Tirajana

Yurena Vega Sábado, 28 de Enero de 2023

¿Un criminal con una calle en el sur de Gran Canaria y que se dedicó a esclavizar a tirajaneros? ¿Dónde anda el cronista oficial de San Bartolomé de Tirajana? Pedro de Vera tiene una calle en el sur de la isla en la que salió derrotado; pero al final la historia la cuentan los que ganan. Esto tiene que ver con parte de las crueles andanzas de Pedro de Vera por Tirajana. Pedro de Vera estuvo en el sur de la isla acompañado por gente gomera que se vendió a las tropas castellanas. Aunque en el sur de la isla salió por patas lo cierto es que antes hizo de las suyas. Las huestes españolas reciben una nueva derrota en Tirajana. En esa pelea destacan las hazañas del canario Bentaguaya, guayre de Telde,que finge hacerse cristiano y hace de espía para luego atacar.


Los canarios resistieron en el Camino de la Plata y en el Barranco del Negro, es decir, en la Caldera de Tirajana. De ese escenario queda el Barranco de los Huesos, "un impresionante complejo de graneros y cuevas de habitación excavadas en las paredes verticales de la vertiente naciente de la referida montaña", recuerda el arqueólogo Julio Cuenca. Pero faltaba el Sur de la isla. El afamado cronista del siglo XV, Alonso de Palencia, añade a la historia de los aborígenes canarios un importante y honroso pormenor: que Tirajana era con Tirma los dos refugios sagrados de los aborígenes, donde éstos habían edificado templos para sus ritos, ceremonias y sacrificios. En la decisiva etapa de la conquista de la Isla de Gran Canaria por los castellanos, Tirajana va a desempeñar un importante papel a todo lo largo de las operaciones bélicas, según ha expuesto el prestigioso historiador, Antonio Rumeu de Armas.

 

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En Agosto de 1479 una importante expedición militar, acaudillada por el obispo Juan de Frías y el capitán de la mar Pedro Hernández Cabrón, sufrió un serio descalabro en los alrededores de La Caldera, por obra de los valientes e indómitos aborígenes tirajaneros. Los castellanos experimentaron cuantiosas pérdidas en muertos y heridos; al mismo tiempo que revestía circunstancias trágicas la difícil retirada. La batalla se dio el 24 de agosto, festividad de San Bartolomé, cuya protección invocaron los soldados en derrota. Éste es el motivo del culto y devoción al apóstol y del co-patronazgo sobre la Villa. Dos años después, en otoño de 1481, el capitán-gobernador, Pedro de Vera, envalentonado por los primeros éxitos militares, organizó una segunda operación de castigo y despojo contra el Valle de Tirajana. Pero, con idéntico indomable tesón, los naturales le embistieron por vanguardia, retaguardia y flancos, obligándole a emprender la retirada, no sin dejar el escenario sembrado de cadáveres.  
 

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