Una influencer con casi 300.000 seguidores en Instagram ha publicado en sus redes una serie de vídeos en los que se ve como sube junto a un grupo de amigos la Montaña del Golfo, en Lanzarote. Una montaña que rodea el charco de los Clicos, una zona con un estado excepcional de conservación y con señales que advierten de la prohibición del paso. Este acto ha indignado a los vecinos, que han hecho público su malestar por redes sociales.

Pero esta no es la primera vez que un influencer llega al archipiélago y se salta las normas para acceder a sitios donde el paso está prohibido, poniendo en riesgo su propia integridad en muchas ocasiones. Además del acto, todo lo documentan para posteriormente subirlo en sus redes sociales y “presumir” de la exclusividad o la belleza de esos sitios en los que se han colado ilegalmente.

En Canarias son varios los casos que se han dado últimamente; en enero del año pasado, una influencer surcoreana formó figuras y palabras con rocas en las Dunas de Maspalomas, un acto que supone una grave alteración para el paisaje y suponer la erosión de las propias dunas, disminuyendo así su tamaño.

También el pasado año, un influencer italiano fue más allá y grabó sus iniciales en las dunas fósiles del barranco de los Enamorados, en Fuerteventura. El caso despertó gran indignación debido a la modificación de una zona denominada Bien de Interés Cultural.

Hasta la pequeña isla de La Graciosa ha sido víctima de estos atentados medioambientales. A finales del pasado año se grabó a un turista dañando con un objeto afilado con el que pretendía dejar marca una de las paredes de Montaña Amarilla, un enclave emblemático de la octava isla.

Está claro que los influencers no son el enemigo del archipiélago; al contrario, su poder de difusión puede hacer que mucha gente aprecie las bondades y atractivos de las islas y su gente, sin embargo sí que se debe delimitar y dejar claro desde las propias instituciones los límites a la hora de acceder a zonas que son Bien de Interés Cultural y que no todo vale por conseguir la publicación perfecta.