San Fernando cuenta con una nueva vecina desde hace unas semanas, sin embargo, su complicada situación dista mucho de la del resto de vecinos. A la sombra de un árbol, entre cartones y con sus bienes tapados del sol y la vista de los viandantes, así lleva semanas viviendo en la avenida de Tejeda, en las inmediaciones del parque de San Fernando de Maspalomas frente a la parroquia de San Fernando, donde aproximadamente unas ocho personas más se encuentran en situación similar.

Marl..., de nacionalidad italiana y 64 años, recibe ayuda del Centro de Acogida e Intervención Promocional con Personas sin Hogar (CAIPSHO) y afirma que se encuentra en trámites burocráticos para regular su situación. Entre los pocos bienes personales de Marl...se pueden apreciar un peluche y una pequeña radio, signos de una vida que se ha visto truncada hasta llegar a una situación tan crítica como la actual. 

Afirma que tras el fallecimiento de su madre y diversos conflictos familiares perdió la casa donde se alojaba, lo que le empujó a tener que compaginar tres trabajos para poder sobrevivir, una situación que se agravó con la pandemia y que desembocó en la situación actual en la que se encuentra.

Marl... nos cuenta que la policía le ha indicado en varias ocasiones que no puede alojarse en el interior del parque y tampoco frente a la parroquia, a lo que ella les contesta que es el único sitio donde siente seguridad para pasar la noche. A pesar de la prohibición que los agentes han trasladado a Marl..., la realidad es que en diversos parques, puentes y cuevas aledañas a las zonas turísticas de San Bartolomé de Tirajana hay ciento de personas sin techo.

El drama de los sin techo en Canarias va mucho más allá del de M...... en San Fernando. Tras Murcia, el archipiélago es la segunda comunidad con mayor porcentaje de sin techos, con un total de 947 (49,95%) personas sin hogar según los últimos datos del INE. Estos datos reflejan un grave problema social al que incluso ya se le ha dado nombre: el sinhogarismo. Los precedentes señalan que cuando una persona llega a la situación crítica de encontrarse sin hogar es muy difícil revertirla, por lo que las medidas de prevención son esenciales.

El estigma social siempre ha señalado las adicciones a las drogas, el alcohol o al juego como causa principal de esta situación, pero la realidad es muy distinta. La dificultad para adquirir una vivienda en propiedad, el endeudamiento o las situaciones laborales inestables se han convertido en causas potenciales de provocar que una persona se vea en una situación de no tener un techo donde pernoctar. El “vivir día a día” o el fallecimiento de un familiar o persona de la cual se es dependiente son otras circunstancias que pueden desembocar en el sinhogarismo.