La población puede ayudar a los efectivos de extinción y apoyo en un incendio forestal, pero siempre siguiendo unos parámetros establecidos y siguiendo las indicaciones de las autoridades
La temporada de calor llega a las islas y, con ella, se eleva el riesgo de incendios forestales y conatos como el vivido esta semana en un palmeral de Fataga que tuvo en vilo a todos sus vecinos y que precisó la actuación inmediata del Consorcio de Bomberos y hasta dos helicópteros para su extinción.
Solo el pasado año se produjeron 10.503 incidentes forestales. De esos incidentes, más de 3300 fueron incendios forestales con más de 1 hectárea calcinada y cerca de 7200 fueron conatos con menos de una hectárea afectada. 57 de esos incendios fueron considerados “grandes incendios forestales”, con más de 500 hectáreas arrasadas por el fuego, unas cifras que rompieron totalmente con el promedio de la década, que se encontraba en 21.
Queda claro que los incendios forestales son una preocupación para la población y más en una comunidad como Canarias, ante esto nos surge una pregunta: ¿Qué puede hacer la ciudadanía por echar una mano ante la presencia de un incendio forestal?
La primera indicación puede parecer obvia, pero es la más importante: avisar a las autoridades desde que se aprecie humo o llamas en una zona forestal e intentar aportar la mayor información posible (ubicación lo más exacta posible, accesos a esa zona, condiciones meteorológicas de la zona, hora desde que se aprecia el fuego o el humo…) La extinción de un incendio, aunque sea un conato, es una lucha a contrarreloj por evitar la expansión de las llamas.
Otra forma de ayudar no tan conocida y que ha resaltado en los últimos días la cuenta de Twitter@BomberoForestaI es la de colaborar en la recolección de agua por parte de los helicópteros que participan en las tareas de extinción. El requisito principal en este caso sería tener una piscina cercana al lugar donde se produce el incendio, teniendo que despejar la zona de objetos (hamacas, flotadores, sillas, mesas…) para facilitar la recolección de agua por parte del helicóptero si los efectivos lo consideran necesario para la extinción del fuego y apartándose de la zona para no despistar al piloto de su maniobra. El agua que se utilice en estas maniobras será devuelta. Esta misma información la compartió en sus redes el Cabildo de Gran Canaria en 2020, acompañada de un impactante vídeo donde se veía a un helicóptero del Cabildo realizando una maniobra de carga en un pequeño depósito.
Pero, sobre todo, la forma más importante de ayudar es la de seguir todas las indicaciones de las autoridades e informarse a través de canales oficiales y autorizados durante el transcurso de una situación de emergencia como es un incendio forestal. Las condiciones de un incendio son cambiantes, por lo que no puede haber un protocolo fijo, esto obliga a los servicios de emergencia a tener que tomar decisiones al instante por la seguridad de los habitantes en las zonas aledañas a un incendio.
La frustración al ver las llamas cerca de unas tierras, un coche o incluso una casa es totalmente entendible, pero ningún bien material vale más que la propia vida; por lo tanto, querer actuar por cuenta propia es peligroso y puede ser incluso perjudicial para las labores de extinción. La principal ayuda que pueden pedir las autoridades a la ciudadanía es la de colaborar en labores de desalojo o en la recogida de material y alimentos tanto para personas desalojadas como para los propios efectivos que trabajan en la extinción, algo que casi nunca hay que pedir ya que los vecinos lo hacen solidariamente.

























