Los diversos planes para desarrollar la ansiada transformación turística de San Bartolomé de Tirajana se encuentran en punto muerto hasta resolver una cuestión que lleva años rondando el municipio: saber qué hacer con sus centros comerciales. El deterioro de los centros comerciales es evidente, llegando incluso a ser clausurados y basando su poca actividad en “el boom” que algunos locales de ocio nocturno provocan tras su apertura.

Es el caso del Centro Comercial Águila Roja, el cual durante los veranos de 2020 y 2021 fue capaz de ofertar mediante un nuevo local una alternativa al ocio nocturno tradicional acondicionando sus instalaciones a las medidas sanitarias de la época, con separación entre las mesas, una amplía terraza y ciñéndose a los horarios estipulados en las diversas fases de la desescalada. 

Algo parecido ocurrió en el Gran Chaparral, donde un local de características similares: con servicio de comida, cocktails y bebida, música y shows en directo, shishas y terraza… triunfó durante la pandemia, acogiendo a todos aquellos jóvenes ansiosos por tener un punto de reunión y también adultos curiosos por este nuevo modelo de ocio. El éxito era rotundo, un modelo de negocio muy alejado de los pubs turísticos de la zona pero que también acogía a turistas. 

Pero, tal y como pasó en el Águila Roja, con la eliminación progresiva de las medidas restrictivas propias de la pandemia, el boom de esos locales pasó y devolvió a los vetustos centros comerciales al ostracismo habitual. En la actualidad, ese boom se está viviendo en Meloneras, con el Centro Comercial Sunset Beach Meloneras albergando las discotecas de moda y con una amplía afluencia de jóvenes acudiendo y gastando en esos establecimientos cada fin de semana.

En la actualidad, el Sunset Beach es lo que el Centro Comercial Plaza fue en su momento; una referencia en el ocio nocturno de Gran Canaria. Sin embargo, la caída en desgracia del Plaza fue aún más rotunda que la del Águila Roja o el Gran Chaparral, a las restricciones impuestas al ocio nocturno que provocaron el cierre de sus discotecas se sumó el problema del vandalismo y las peleas, destacando una a finales de 2021 que acabó con un joven siendo trasladado de urgencia al Hospital Insular tras recibir una puñalada en el cuello. La mala imagen y problemas en la instalación eléctrica del centro comercial lo llevaron a ser precintado por el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana en febrero de 2022.

La situación es incluso peor en el Centro Comercial Nilo, donde el abandono es tal que los locales han sido ocupados y reconvertidos en viviendas, sin ningún tipo de cédula de habitabilidad ni control en las estructuras de las instalaciones que llevan años descuidadas.

La crítica situación de los centros comerciales ha hecho que se proponga la realización de un informe jurídico que obligue a los propietarios a realizar las reformas adecuadas. La  nuevas formaciones políticas proponen aprovechar las estructuras maltrechas  y reformar los centros comerciales con múltiples zonas verdes para reforzar su campaña.

Pese a las diversas opiniones y propuestas desde ambos bandos del espectro político, todos coinciden en un punto: Maspalomas tiene un  "grave problema" con sus centros comerciales.