Durante la tragedia nacional que se está viviendo desde hace días en Tenerife han surgido algunos términos que no son familiares para los vecinos afectados y el resto de canarios que son testigos del grave incendio forestal
Tenerife sigue sufriendo el incendio forestal más devastador de los últimos 50 años. Un fuego con un comportamiento anormal, algo que ha sorprendido a los efectivos de emergencia y que ha dejado algunos términos técnicos que muchos vecinos afectados por el fuego no habían escuchado nunca.
Pirocúmulo, paveseo, rodantes… son algunos de los términos que se han empleado en las ruedas de prensa informativas para explicar algunos de los sucesos de este incendio tan voraz. Unos términos que no son entendibles para el ciudadano de a pie, por ello te explicamos el significado de estas palabras tan importantes y que son esenciales para entender por qué este incendio forestal es uno de los más agresivos e impredecibles ya no solo en la historia de Canarias, sino de España.
Durante los primeros días del incendio, a la gran columna de humo que se apreciaba desde distintos puntos de la isla se le denominó como pirocúmulo. Un pirocúmulo (o nube flammagenitus) son grandes nubes de humo que se forman debido a erupciones volcánicas o a incendios forestales, como en esta ocasión. Estas nubes alcanzan tal magnitud que el ascenso de aire caliente puede ascender y culminar en la formación de nubes verticales que pueden crear un clima propio, algo que puede ser desastroso para las labores de extinción, ya que imposibilitan la presencia de medios aéreos y dificulta los trabajos de los efectivos en tierra.
El paveseo es otro término que se ha comenzado a utilizar ante el avance de las llamas. Para entender este término, hay que conocer como avanza un incendio; simplificando mucho se puede decir que un incendio se transmite de tres formas: por conducción, por convección y por radiación. Por conducción sería el avance “normal” de las llamas (de rama a rama, por ejemplo); la convección sería algo parecido a la formación de un pirocúmulo, el aire caliente junto a las chispas asciende y provoca llamas en zonas más altas (en las copas de los pinos, por ejemplo, algo que ha dejado imágenes impactantes de llamas a poca distancia de los medios aéreos); y por último, se entiende por radiación el avance del calor provocado por las llamas, lo que puede crear focos cercanos.
Sin embargo, en el ámbito forestal aparece el término paveseo, el cual supone una cuarta forma de avance para las llamas. Dentro del paveseo encontramos las pavesas y los rodantes; las pavesas son restos de combustible (entendemos por combustible todo aquello que es capaz de arder y propagar las llamas como ramas, pinocha…) que suben junto al aire caliente y que son desprendidos debido a la expansión del pirocúmulo a kilómetros del foco principal del incendio, dejando restos y provocando focos secundarios a bastante distancia del foco principal. El paveseo es lo que ha provocado muchos vecinos de municipios aledaños a Arafo y Candelaria hayan podido ver en sus terrazas restos como ramas quemadas, cenizas e incluso insectos calcinados.
Por su parte, los rodantes son todos aquellos restos de combustible que son capaces de provocar otros focos desplazándose rodando, como su nombre indica. El principal ejemplo serían las piñas que se desprenden de los árboles ladera abajo y que, o bien se encuentran en llamas o la alta temperatura que tienen provocan otros focos donde acaban cayendo.
Las pavesas y rodantes han supuesto un gran dolor de cabeza para los efectivos que se encuentran trabajando en Tenerife, ya que ha convertido el incendio en un fenómeno increíblemente violento e impredecible. En concreto, las pavesas suponen un peligro crítico para los efectivos de tierra que realizan labores de extinción, ya que puede provocar un foco a espaldas de dichos efectivos y arrinconarlos, pudiendo provocar una desgracia mayor de la que ya se vive en Tenerife. Algunos expertos han asegurado que por paveseo se han llegado a registrar saltos de incendio de hasta 35-40 kilómetros.