En la década de los 80, en Maspalomas se alternaban los primeros pasos de un destino turístico que acabaría convirtiéndose en uno de los motores económicos de Canarias con una historia digna de un thriller de Hollywood que acabaría con un trágico desenlace para su protagonista.
Atracos, drogas, muertes sospechosas, cobros de herencia irregulares… el sur de Gran Canaria tiene tantas bondades y atractivos como historias oscuras que todavía no se conocen a día de hoy. Una de esas historias es la de un empresario alemán que allá por 1983 regentaba un conocido restaurante con el nombre de una importante ciudad de Alemania. Lo reconoceremos por las siglas de su nombre y apellidos: M.S.
M.S. era el dueño de un popular restaurante en Cita de Playa del Inglés, un negocio que con el auge del turismo en la zona durante la década de los 80 era bastante rentable para el alemán. Una tarde, el empresario recibió una llamada desde su país natal informándole del cobro de una herencia, una oportunidad que M.S. quería aprovechar para llevar adelante una serie de proyectos que tenía en mente en Canadá.
M.S. le comentó sus planes a sus amigos del sur de Gran Canaria, sin embargo, el mensaje llegó a tres hombres que se encontraban por la zona ganándose la vida realizando fotos con animales en la zona turística. Uno de esos tres hombres estaba en búsqueda tras desertar del ejército.
M.S. realizó su viaje a Alemania y volvió con su parte de la herencia tras arreglar algunas cuentas con su hermano. Sin embargo, las tres personas que escucharon la conversación de M.S. tomaron nota y siguieron los pasos del alemán al llegar a Gran Canaria.
Una de las noches después de la llegada de M.S. a Canarias, se produjo un atraco en una discoteca del sur donde los ladrones se llevaron una escopeta de caza propiedad del dueño del establecimiento. La noche posterior a ese robo, los tres individuos que pusieron el ojo en M.S. asaltaron su apartamento cuando él no estaba y se escondieron a esperar su llegada.
Al llegar a su apartamento, M.S. se vio sorprendido por los tres atacantes y vio como uno de ellos le apuntó con la misma escopeta de caza que había sido robada la noche anterior. Entre gritos, los atacantes ordenaron al alemán que levantara las manos y que les diera todo lo de valor y dinero que tuviera en su residencia. Sin embargo, los tres atracadores se llevaron una gran sorpresa cuando el alemán les plantó cara y consiguió derribar a uno de ellos, provocando tal escándalo a altas horas de la noche que multitud de vecinos salieron de sus bungalows a ver qué pasaba, lo que provocó la huida de los ladrones, no sin antes apalizar a M.S. y romperle la escopeta de caza en la cabeza de un culetazo y un tiro de pistola en la pierna.
Malherido y aún conmocionado por el susto M.S. se acerca a un ambulatorio para tratarse las heridas producidas durante el asalto. Tal es la casualidad que, según cuenta uno de los integrantes de su círculo cercano en esa época, llega a coincidir en el médico con uno de los asaltantes de su apartamento, que acudió también a tratarse los golpes que el alemán le encajó durante su defensa, pero M.S. no lo reconoció al estar aún algo aturdido por la situación.
El alemán siguió adelante con sus proyectos y decidió aparcar sus planes en Canadá para apostar por la hostelería en el sur de Gran Canaria y regentar un disco pub en Playa del Inglés. Sin embargo, aún herido por el asalto a su apartamento, M.S. tuvo un accidente con su deportivo, mientras realizaba las gestiones para la apertura de su establecimiento que le acabó costando la vida. El alemán se despeñó por el Mirador de La Degollada de las Yeguas, subiendo hacia Tunte cuando iba en busca de unos papeles al ayuntamiento para su nuevo local.
La muerte del alemán sigue rodeada de dudas e hipótesis a día de hoy. La versión “oficial” asegura que debido a las heridas en sus piernas, no pudo reaccionar a tiempo debido a la alta velocidad a la que circulaba, con su potente Porsche. Sin embargo, incluso a día de hoy, su círculo cercano parece bastante reticente a creer esa versión.
Sobre todo teniendo en cuenta un factor que no se había mencionado hasta ahora: la ex mujer del alemán.
La ex mujer del empresario, mayor que él y a la que su círculo cercano denomina como “un capricho de juventud de M.S.”, hizo firmar un seguro de vida al alemán durante su matrimonio y, tras su fallecimiento, se encargó de presionar para cobrar cuanto antes la póliza. Un cobro que recibió en 20 días con la ayuda de un intermediario y que facilitó el desdén que mostró la familia del alemán por el patrimonio del fallecido desde que le informaron de su muerte. “Llamé a la familia y lo único que querían era repatriar cuanto antes el cadáver y no volver a saber de nadie más en la isla”afirman fuentes cercanas al alemán.
Esta historia, conocida gracias al testimonio que un miembro del círculo de M.S. hace ya cuatro décadas y relatada a Maspalomas24h, pone de relieve “el lado oscuro” de una época en la que San Bartolomé de Tirajana se encontraba en pleno auge gracias a la apertura que el turismo le ofreció al municipio grancanario. Una época en la que, de cara a la galería todo era prosperidad, pero que de puertas para dentro guarda historias como la de M.S. y su triste final.