La promotora hotelera Lopesan ya puede pasar a la acción con el suelo que tiene en Fuerteventura para desarrollar con el grupo majorero Newport el proyecto audiovisual Dreamland y no experimentar retrasos administrativos sobre el barranco del El Cortijo, en Telde. Lopesan barajó disponer de suelos en el sur de Gran Canaria bajo su control pero finalmente no pudo sacar el visto bueno de las autoridades locales.
Las autoridades de Pájara en la época de Pedro Armas como alcalde, hasta mayo de 2023, dejaron abierta la posibilidad de acoger Dreamland si en Gran Canaria pinchaba el proyecto. Así, al sur del muelle de Morro Jable se permite el uso del suelo no para turismo sino para uso industrial y comercial. Según Diario de Fuerteventura hay 106.000 metros que pasan a rústico, si bien en las proximidades se incluye un suelo que sí mantendría carácter urbanizable para industria y comercio).
Lopesan tiene en Fuerteventura un suelo que en su momento compró a la familia Winter. El Ayuntamiento de Pájara aprobó el proyecto de urbanización de esta bolsa de suelo en febrero de 2001 y, en noviembre, requirió al promotor, la empresa Dehesa de Jandía, propiedad del grupo Lopesan, para que presentara proyectos de ejecución, depuradora, desaladora y campo de golf. Pero nunca se llegó a urbanizar ni a edificar, recordó esta semana Diario de Fuerteventura. El denominado SUP 0 Tablero del Moro tiene una superficie de 295.420 metros cuadrados y su objetivo era “completar el suelo apto para la edificación en las proximidades del puerto de Morro Jable” hacia el sur. Su uso es turístico y se preveía edificar 82.052 metros cuadrados en edificaciones, con una capacidad de 2.735 camas.
El nuevo Plan General de esta pieza destaca que “no es contiguo al suelo urbano” de Morro Jable y queda “reclasificado como suelo rústico común de reserva”. La desclasificación no va a ser pacífica: Lopesan presentó alegaciones en una fase anterior, exigió la “devolución” de “fincas cedidas” y reclamó una “indemnización por los daños y perjuicios sufridos”. El equipo del Plan General, que desestimó la alegación, replicó que nunca había presentado “un nuevo plan parcial adaptado”. El plan parcial para desarrollar esta pieza de suelo llegó a ser aprobado por la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias (Cotmac) en junio del año 2000. Sin embargo, al anularse judicialmente el Plan General de Pájara, en febrero de 2003, la consecuencia principal fue la “nulidad” de todos los actos urbanísticos de desarrollo posteriores a diciembre de 1998, cuando se había aprobado el PGO.