El fondo de capital riesgo español MCH ha contratado los servicios de Rothschild para estudiar su desinversión en Brasmar, empresa portuguesa especializada en el procesado, distribución y venta de pescado y marisco congelado. ¿Y eso que tiene que ver con el sur de Gran Canaria? Todo y nada. MCH es el dueño de Aquanaria, donde está engordando la inversión para generar más pescado para hostelería. La empresa que se gasta un fortunón en la Península omitiendo que el pescado sale del sur de Gran Canaria simulando que es de propiedad insular con ese nombre. Pero no: es de Santander con oxígeno financiero de Madrid. Con eso de una "gran lubina atlántica" puede ser hasta de Senegal. Todo, con tal de no decir sur de Gran Canaria.

El negocio se ubica en la Zona de Interés Acuícola Gran Canaria entre la Punta de Tarajalillo y la Playa Corral de Espino a 3.000 metros de la línea de costa y se genera sobre 1.561.998 metros cuadrados aunque las jaulas ocupan 25.450 metros cuadrados. Antes de cambiar el Ejecutivo regional del PSOE, pese a la resistencia de buena parte de la comunidad pesquera de Castillo del Romeral, Aquanaria tuvo el visto bueno al Estudio de Impacto Ambiental para la ampliación de la granja de lubinas que tiene en el Puerto de Castillo del Romeral: 159,3 hectáreas para generar 3.050 toneladas métricas al año. 1.561.998 metros cuadrados mientras que la superficie dedicada al cultivo (ocupada por las jaulas) será de 25.450 metros cuadrados.

El PSOE dio luz verde desde la llamada Consejería de Transición Ecológica porque afirmaba que "no tiene efectos adversos significativos sobre el medio ambiente, por lo que no debe someterse al procedimiento de evaluación de impacto ambiental ordinaria". MCH quiere generar un aumento de 12 jaulas de las 24 que tiene actualmente con un diametro de 30 metros y 20 de profundidad, es decir, 707 metros cuadrados por jaula, 10.600 metros cuadrados en suma.