La economía alemana está estancada. Sus exportaciones y producción manufacturera están en declive, la inflación está suprimiendo la demanda de los consumidores y la industria de la construcción se está tambaleando por las altas tasas de interés. Las consecuencias de la crisis energética y la disminución del poder adquisitivo de Alemania siguen pesando sobre la recuperación económica del país, según constata el Consejo de Expertos Económicos (Wirtschaftsweise) en su informe anual. 

El Consejo Alemán de Expertos Económicos pronostica que el PIB de Alemania disminuirá un 0,4 por ciento en 2023 antes de crecer nuevamente un 0,7 por ciento en 2024. Además de la inflación, que se estima alcanzará el 6,1 por ciento este año y caerá al 2,6 por ciento en 2024. El PIB de Alemania probablemente se contraerá un 0,4 por ciento en 2023, y se espera un crecimiento moderado del 0,7 por ciento para el año siguiente, según el informe. "Las perspectivas de crecimiento a medio plazo han caído a un mínimo histórico", afirmó el Wirtschaftsweise al presentar su informe anual al gobierno.

El Wirtschaftsweise, formado por cinco destacados economistas, considera que la situación es más preocupante que las propias proyecciones del gobierno. Los temores de una mayor crisis económica para Alemania se han generalizado con la emergencia de la crisis energética y la guerra de Rusia contra Ucrania, que cortó el acceso barato del país al gas ruso. Sin embargo, ya durante el verano parecía que la economía seguiría en una senda de bajo crecimiento, incluso cuando factores como la inflación de precios y los problemas de la cadena de suministro estaban remitiendo. A pesar de los desafíos actuales para volver a encarrilar el crecimiento del PIB, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que Alemania eclipsará a Japón y se convertirá en la tercera economía más grande del mundo por PIB nominal en 2023.