Se cumple este noviembre un año del siniestro congreso de funcionarios que encaramó al poder restando el puñado votos suficiente para quitarle al PSOE el gobierno local por parte de AV-PP y CC. La incapacidad socialista de gestionar la comunicación externa le costó el mandato a la alcaldesa Narváez, que todavía sigue pidiendo perdón por no haber sabido admitir qué hizo tan mal para que Tirajana fuese el hazmerreír nacional durante el final de 2022 y buena parte del inicio de 2023. Fueron incapaces de explicar que las imágenes en las redes sociales porque emplearon botellas de bebidas espumosas eran producto de un regaló del hotel porque sobraron de una boda el día anterior.
Se trataba del primer y único congreso de administración local Maspalomas-Santa Lucía, que reúnió durante tres jornadas a los máximos representantes funcionarios habilitados nacionales (interventores, secretarios y tesoreros de la administración local) de España. El hoy teniente de alcalde, Alejandro Marichal, presentó una denuncia en la Fiscalía por este asunto pero nunca se supo si se admitió a trámite o no. El acto inaugural estuvo presidido por el alcalde de Santa Lucía de Tirajana, Francisco García. Narváez, durante su intervención, dijo que "somos la primera línea de la Administración pública y, por tanto, el eslabón primario y prioritario en esta era de la sostenibilidad". El formato de pago del congreso deprisa y corriendo, subiendo a la Plataforma de Contratación del Estado a través de una empresa municipal de TV, dio barra libre a las críticas.
