El anacronismo de la presencia de ciudadanos de Las Palmas empadronados en apartamentos del sur de Gran Canaria genera que un vecino de Juan Grande tenga que pagar factura de un apartamentero que viene a Playa del Inglés a sacarle dinero a una segunda casa en medio de los turistas. De seguirse la norma, el nuevo ordenamiento de las viviendas vacacionales deberá expulsar del sistema a esta gente por la imagen que generan y porque rompe la unidad de destino.
Las autoridades que regulan y ordenan el negocio del turismo en el sur de la isla no quieren tocar este tema hasta 2027, fecha en la que se espera haya elecciones locales de nuevo. Pero lo cierto es que la factura de un negocio industrial convive con otro doméstico y, a río revuelto por el alquiler vacacional de las OTAs digitales, ganancia de intermediarios.
Según datos del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, en Playa del Inglés se generan alrededor de 200 toneladas de residuos al día. De esta cantidad, el 40% es materia orgánica, el 30% es papel y cartón, el 20% es plástico y el 10% es vidrio y otros residuos.
La cantidad de residuos generados en Playa del Inglés ha aumentado en los últimos años, debido al aumento del turismo y la población que oficialmente vive en apartamentos. Estos ciudadanos de Las Palmas en zonas turísticas también generan una cantidad significativa de residuos en Playa del Inglés. Los principales residuos generados por los ciudadanos son los residuos orgánicos, el papel y cartón, los plásticos y el vidrio.
El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana está trabajando para mejorar la recogida selectiva de residuos en Playa del Inglés con cargo a los presupuestos locales cuando en realidad cada receptor de turistas debería, y así lo prevé la normal el suyo. El Ayuntamiento está apostando por la valorización de residuos, mediante la producción de compost y la transformación de residuos plásticos en otros productos.

































