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Las Dunas de Maspalomas son el mayor reclamo turístico de Canarias. Turistas y visitantes de Las Palmas llevan masacrando este espacio desde que comenzó su dinámica comercial en 1958. El Cabildo de Gran Canaria ha admitido este lunes que este espacio de 400 hectáreas tiene 8 vigilantes. Es decir: eso y nada viene a ser lo mismo. De las Dunas de Maspalomas depende una industria de 5.459 millones de euros y un gasto de 1.450 euros persona y día en gasto turístico.
La Agenda 2030 se está llevando todas las críticas por parte de los agricultores porque les está cortando la explotación del suelo. En el punto 15 de la Agenda 2030 se señala la necesidad de proteger la "vida de ecosistemas terrestres" y que para ello "es necesario un cambio transformador en la forma en que producimos y consumimos, en la forma en que gobernamos nuestras sociedades y en la forma en que interactuamos con el medio ambiente".
Sin embargo, los gurús que se dedican a este asunto tienen las Dunas de Maspalomas fuera de su plan de demandas de restricciones. Las sanciones por sortear la proteccion varían dependiendo de si las infracciones medioambientales cometidas son leves o graves, de modo que oscilarán entre 150 y 600 euros las más usuales, si bien ante atentados que puedan ser calificados como extracción de áridos la cuantía puede alcanzar hasta los 600.000 euros.
Entre los principales daños que sufren las Dunas de Maspalomas destaca la erosión es el principal problema que afecta a las Dunas de Maspalomas generando la degradación de este espacio natural está suponiendo una pérdida de valor paisajístico dado que son un importante recurso económico para Gran Canaria. La degradación de este espacio natural podría suponer una pérdida de ingresos por turismo.