Es un ejemplo más del desastre normativo que hay en el sur de Gran Canaria porque los propietarios de apartamentos de Las Palmas rompen la unidad de mercado y han generado un caos donde los políticos no quieren entrar porque la norma nunca previó que existieran plataformas digitales de comercialización. El okupante ha puesto hasta cámaras de seguridad para grabarles y generar una denuncia en su contra por coacciones.
En noviembre de 2023 una familia extranjera recibió una llamada desde el sur de Gran Canaria. Un okupa había entrado por la fuerza en el apartamento y se había mudado aprovechando que estaba vacía. A la espera de una decisión judicial, no pueden desalojar, pero deben seguir pagando el alquiler, la electricidad y el agua de la piscina del complejo para no entrar en morosidad. Además, el okupa, al no existir control turístico de estos espacios, ha roto la disciplina del mercado interior de la comunidad y ha puesto en Airbnb el espacio como vivienda turística sorteando todas las normas.
El okupa, totalmente desconocido para la familia, entró hace tres meses, cambió las cerraduras e instaló una cámara de vigilancia. El dueño extranjero del apartamento, de 89 años, no puede trasladarse a Gran Canaria con frecuencia para proteger la propiedad por razones de movilidad y tampoco sabe qué es eso de Desokupa. "Sin una decisión judicial, usted como propietario no puede hacer nada. Si hubiéramos tomado el asunto en nuestras propias manos, podríamos haber sido procesados", señala la propiedad a Maspalomas24H.
Desde que se okupó el apartamento, la familia ha gastado hasta ahora más de 8.922 euros en abogados y nada de nada. Según la ley, tampoco pueden cortar el agua ni la luz, sino que deben pagar cada mes lo que consume el okupante. A finales de enero su caso iba a ser juzgado en los tribunales de Gran Canaria. El anciano vino desde Suecia al juicio pero una vez en el juzgado el okupante presentó un recurso de apelación y la audiencia se pospuso sin fecha. Antes de ir al juzgado fueron a ver el apartamento a ver cómo estaba y descubrieron que el okupante también había alquilado su apartamento a través de Airbnb. Debido a que el okupante se ha comportado de forma amenazante, a la familia se le ha dicho que no se pongan en contacto con él, sino que sólo pueden permanecer fuera del apartamento y mirar hacia dentro.
