‘La madrugá’ es posiblemente el evento más esperado de la reconocida Semana Santa de Sevilla. Durante la madrugada del Viernes Santo, Sevilla vive una noche cargada de magia, ilusión y fe en la que la ciudad toma la calle para presenciar los pasos de las hermandades de El Silencio, El Gran Poder, La Macarena, El Calvario, La Esperanza de Triana y Los Gitanos.

Una noche en la que el olor a azahar e incienso se mezclan con la orquesta que acompaña a los pasos y el contraste entre el silencio ante el paso de las hermandades y el bullicio de los comercios que abren durante la noche para brindar servicios y acompañar a la multitud durante una de las noches más especiales de la ciudad. Una tradición seguida también en otros puntos de Andalucía como Córdoba.

Sin embargo, poca gente sabe que Gran Canaria tiene su ‘madrugá’ a menor escala. Se celebra en Las Palmas de Gran Canaria con la procesión del Cristo del Buen Fin, que sale a medianoche desde la ermita del Espíritu Santo en el tradicional Viacrucis del Silencio que le llevará a recorrer varias calles de la capital hasta la vuelta a su templo.

Precisamente, la Semana Santa sevillana cuenta con la hermandad del Buen Fin, con sede en la Iglesia de San Antonio de Padua y que procesiona cada Miércoles Santo junto a unos 700 nazarenos y con una talla que data de 1645.

La imagen del Cristo del Buen Fin es una talla a tamaño natural que data del último tercio del siglo XVII y cuyo autor se desconoce. Pese a tener una marcha procesional titulada con su propio nombre, la procesión se realiza en silencio y en estación de penitencia.

Como cada año, la ermita abre sus puertas desde las 20:00 horas para visitar al Cristo del Buen Fin horas antes de su salida.