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MASPALOMASLos parques eólicos de Juan Grande llevan a la extinción a un ave en Gran Canaria

Los parques eólicos de Juan Grande llevan a la extinción a un ave en Gran Canaria

Pablo Guedes Domingo, 07 de Abril de 2024

El topónimo, El Matorral, situado junto a la Central Térmica de Juan Grande, es el único vestigio que nos queda del extinto bosque tabaibal que se extendía a lo largo de todos los llanos del sureste de la isla. Este bosque, era descrito en esta zona, de ahí el nombre, como una selva impenetrable en la que se perdían las personas, con ejemplares centenarios del tamaño de higueras, bajo las que se refugiaban las vacas buscando sombra y, según algunos textos, con los que se hacían balsas de pesca con sus troncos. 

 

Desgraciadamente, no queda nada de estos bosques desaparecidos totalmente en los años 40, con la roturación de las tierras para el cultivo del tomate. A ello, se suma en los últimos 30 años, la profunda antropización de la comarca del sureste, que ha ocasionado la práctica desaparición, salvo en pequeños reductos, del hábitat de las aves esteparias, la extinción de la gariñuela o corredor sahariano y la puesta en grave peligro de desaparición de pájaros, como el calandro y el pájaro moro, muy comunes en nuestra niñez.

 

Esto, nos lo cuentan los investigadores Daniel González, Manuel Amador y Juan José Ramos en el artículo ‘El desierto invisible de Gran Canaria’ (2021), que adjuntamos y que describen a los Llanos del Sureste, desde Gando hasta Tarajalillo, como el mayor delta de Canarias, y hasta no hace mucho como «uno de los ambientes más espectaculares, desconocidos e incomprendidos del archipiélago canario».

 

Además de ello, la comarca de Juan Grande, se ha convertido en la zona de implantación de los servicios principales y esenciales en la isla: central eléctrica, cárcel, vertedero, piscifactorías, canteras, y ahora renovables: fotovoltaica y eólica, sin contemplaciones ni contraprestaciones para con los vecinos y mucho menos con las aves, salvo el pequeño reducto de Juncalillo del Sur, completamente rodeado de peligros para estos animales. Ahora, a ellos se va sumar la ampliación de la Cantera de Juan Grande hacia el sur, junto a la autopista, a escasos 380 m de este espacio protegido de Juncalillo del Sur.                

                                                         

Además de amenaza para las aves, la ampliación de la cantera de Juan Grande, es un atentado a nuestro patrimonio arqueológico porque en el área de la ampliación se encuentra un camino histórico por donde se accedía desde tiempos de los canarios, desde el llano hasta Amurga y que discurre por el margen derecho del Barranco Hondo. El camino, comunicaba el poblado de Amajo, situado en las actuales Salinas de Abajo, con el espacio sagrado de El Coronadero y con la que creemos Amago/Umiaga, la montaña sagrada del Santuario de Tirajana, que para nosotros era la Montaña de Las Tabaibas, situada a la espalda de la futura ampliación de la cantera. 

 

Según nuestra interpretación, muy probablemente este sendero es por donde subieron en 1479 las tropas castellanas de Hernández Cabrón, para llegar a la montaña sagrada y a la bajada de la misma se desarrolló la Batalla de Tirajana, el día de San Bartolomé, que dio nombre al municipio. También  por este camino, en la misma zona de la futura cantera, se sitúan Los Arrastraderos, por donde las bestias bajaban los troncos del desaparecido pinar de Amurga e igualmente, por este lugar estratégico de comunicación, se conducían los ganados en las apañadas de Amurga desde tiempos de los canarios. 

 

Finalmente, este camino histórico que pronto será destruido literalmente, era muy importante para los castilleros en tiempos más recientes de la postguerra, cuando los pastores Guedes de Castillo del Romeral, que tenían su ganado en la Vuelta de La Montaña (junto al Coronadero),  bajaban con odres cargados de leche a hombros, que permitieron alimentarse a los lugareños, en aquella época de hambruna. Y este es el paso, que ya no podrá ser utilizado, por el que  en la actualidad suben cientos de senderistas a visitar el yacimiento de El Coronadero y las bellezas naturales que, no sabemos por cuanto tiempo, todavía tenemos en Amurga. 

 

Historias de Castillo del Romeral - Pablo Guedes

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