Los acueductos de Fataga-Maspalomas son una de las canalizaciones más extraordinarias de Canarias. Sin esa obra el regadío en San Fernando de Maspalomas, propiedad del Condado (1.443 hectáreas), hubiera sido imposible
Corría el año 1721 cuando el Condado de la Vega Grande decide buscar agua por la gran sequía que hubo en aquella época en la isla. El sur de Gran Canaria opta a ser el pulmón de granos de la isla que, en 1585 sumaba 5.183 vecinos. Esa población se desplaza de la capital de la isla a las zonas interiores. La tenencia de tierras era en ese periodo histórico del Antiguo Régimen en el que se consideraba que ser dueño de suelo daba prestigio social. La iglesia aumenta el diezmo y buena parte de la masa laboral son campesinos sin tierras, que viven en la miseria por las sequías, plagas y enfermedades. En aquella época la gente cultivaba caña de azúcar para la exportación y las verduras, uva, papas y millo para consumo interior de la isla. Todo esto requería agua y el único con capacidad era el Conde la Vega Grande. Los acueductos de Fataga-Maspalomas constituyen una de las canalizaciones hidráulicas más extraordinarias de Canarias
A lo largo del barranco de Tirajana se trazaron, desde muy antiguo, varias minas y minotes de agua. Una de ellas es la Mina de la Acequia Blanca. Pero lo más espectacular en minas de agua, único en Canarias, lo encontramos a partir de la cantonera de reparto de Samarín, donde fluye el agua del complejo de las kilométricas minas de la Heredad de Sardina y Aldea Blanca. A pocos kilómetros de la costa, en Los Angostos aparecen las obras de envergadura, llevadas a cabo por el Condado de la Vega Grande: la Mina Vieja y la Mina Nueva.
El primer trazado de la Mina Vieja, iniciado en el período de sequía de 1720, comienza a la altura de la desembocadura del barranquillo de El Gallego. El segundo trazado fue realizado entre 1910 y 1965, a continuación del primero, y respondía a las necesidades hídricas de los cultivos de tomateros de los llanos de la costa. En 1950, la mina llega a El Sao y más tarde (1965) a El Lugarejillo. En este momento, la longitud de la Mina alcanzaba los 3 kilómetros, sin lograr caudales significativos. Por ello, los ingenieros de la Heredad proyectaron, un kilómetro más arriba, en La Cuesta del Garrote, un segundo tramo independiente de mina, cuando ya se construía la presa de Sorrueda.
De la Mina de la Acequia Blanca se puede ver aún en Sardina la boca de salida, así como sus seis campanas y el pozo complementario, a lo largo de un kilómetro barranco arriba. La Mina Vieja comienza su trazado en El Gallego con una longitud de 150 metros y sección de 0,6 metros de ancho por 1,20 metros de altura. Esta obra subterránea se fue ampliando hasta finales del siglo XIX, barranco arriba, con nuevos tramos subterráneos filtrantes, en zig-zag, de un lado a otro del barranco, con tres campanas de ventilación, de unos 30 metros de profundidad hasta sobrepasar la zona de El Gallego, con una longitud de 600 metros.
La mina continúa avanzando como una galería subterránea bajo el barranco, y por El Sao, penetra en el lateral rocoso, donde se perfora la cuarta campana de ventilación: una curiosa lumbrera de 1,5 metros de diámetro, 25 metros de profundidad y en escalera de caracol de 104 peldaños para el descenso al fondo de la mina. En El Sao se perfora la quinta lumbrera de ventilación, para continuar un kilómetro más arriba hasta El Lugarejillo, y en 1965, se horada la sexta campana. En La Cuesta del Garrote se inicia un segundo tramo independiente de mina que llegaría hasta unos 100 metros antes de la pantalla de la presa de Sorrueda. Este tramo se abre en «V», a 32 metros de profundidad, para captar las filtraciones de la presa.
La necesidad de supervivencia obligó a buscar agua en los cursos subálveos (subfluviales) del barranco de Fataga, seccionando con varias minas cuyas aguas se conducían hasta la costa a través de un acueducto. En el cauce bajo destaca la Mina de Arteara, gestionada por la heredad del mismo nombre para irrigar las parcelas de cultivo que se hallan dentro del oasis. Más abajo, a pocos kilómetros de la costa, la Mina Vieja y la Mina Nueva. Los acueductos de Fataga-Maspalomas constituyen una de las canalizaciones hidráulicas más extraordinarias de Canarias por su arriesgado trazado sobre el risco. La capacidad y trasvase de agua de este conjunto hidráulico podía llegar a los 200 litros por segundo. Sin ella no se explica la fertilidad de que, desde muy antiguo, era objeto la zona de regadío de la gran hacienda de San Fernando de Maspalomas, propiedad del Condado (1.443 hectáreas).