Tarde o temprano iba a ocurrir. Los sindicatos nacionalistas especializados en el turismo del sur de Gran Canaria están comenzando a ultimar una agenda diferente a la hora de negociar con las empresas hoteleras a partir de septiembre. Siguiendo la estela de sus colegas de EE.UU están pidiendo a los medianeros que se aparten para negociar mejoras salariales directamente con los propietarios: es decir, los fondos que controlan buena parte del negocio del turismo. Esto le ha pasado a Blackstone en destinos turísticos norteamericanos y la ola ya ha llegado al sur grancanario. El enfoque del capital privado en reducir costes en el turismo intensivo en capital humano también ha sido un objetivo del revitalizado movimiento laboral porque las centrales sindicales no vinculadas a Madrid están asumiendo mayor protagonismo en Maspalomas y Meloneras. "Lo de la patronal es una cosa del Régimen del 78, no de nosotros, que estamos lejos", dijo este martes una fuente sindical nacionalista.
Blackstone, bajo la marca HIP, en el sur de Gran Canaria es propietario de complejos como los antiguos IFA Hotels (menos Faro de Maspalomas), Barceló Margaritas de Playa del Inglés y los de Grupo Dunas. Apollo es dueño de IFA Faro Maspalomas y una socimi de Bankinter del Meliá que está en San Agustín. "Hemos llegado a la conclusión que superado el periodo de transición porque Blackstone comenzó a llegar a la isla en 2018, y ha ayudado mucho al destino grancanario, eso no lo ponemos en duda, pasados ya cinco años de cortesía y que ya deben haber vuelto a las cifras PreCovid19, ya es el momento de pasar de las palabras a los hechos, somos gente moderada en contra de lo que el medianero suele hacer ver, cosa que es lógica porque son empleados", dijo un dirigente sindical nacionalista en el sur grancanario.
En contra de la creencia generalizada, en EE.UU los fondos de inversión metidos en el turismo, y en todos los sectores de la actividad, son los mayores aliados de los trabajadores porque su negocio es mover efectivo y si la maquinaria financiera se para, pierden todos, pero sobre todo el fondo, que ha pagado la compra además de rehabilitación y pretende pasado un tiempo vender sin conflictos laborales. Los futuros compradores no quieren problemas. La lógica dice que el día que Blackstone venda sus complejos en el sur de Gran Canaria lo pactará con otro fondo de inversión, o sea, siempre será un negocio financiero al que se repercuta las mejoras salariales.
El sector hotelero es un ejemplo de ello. Financial Times informó esta semana que los hoteles propiedad de los grupos de capital privado Blackstone, Oaktree Capital y Advent International o controlados por ellos han sido el blanco de recientes huelgas. Los trabajadores de hoteles de California y Arizona han obtenido importantes aumentos salariales tras organizar huelgas estratégicas, que a menudo coinciden con convenciones empresariales. La disposición de los trabajadores hoteleros a hacer huelga por preocupaciones laborales parece indicar una reacción a las estrategias que suelen emplear los propietarios de capital privado.
Un estudio de 2023 concluyó que los hoteles respaldados por capital privado generaron un aumento significativo y duradero de las ganancias por habitaciones al reducir los costes laborales. Los inversores de capital privado generalistas tienden a gastar sus ganancias por la reducción de los costos laborales en aumentar las ventas y el marketing. En otras palabras, incluso cuando gastaron menos en trabajadores, estas empresas hicieron de su imagen pública una parte más importante de su estrategia comercial, un enfoque que también puede haber aumentado su exposición a riesgos reputacionales, como las huelgas.
Sindicatos como Unite Here han encontrado apoyo en algunos de los mayores fondos de pensiones de Estados Unidos, que gestionan los ahorros para la jubilación de los trabajadores sindicalizados. El presidente de la junta directiva de Calpers fue anteriormente vicepresidente del mayor sindicato del sector público de California. Tal vez no sea de sorprender que, dada la influencia financiera de estos gigantescos fondos de pensiones, la atención que prestan a estas cuestiones esté obligando a sus gestores externos de fondos a responder. Casi todos los gestores de fondos privados de Calpers habían acordado adoptar los principios laborales que difundió en primavera, dijeron Cashion y Orlich.
En Estados Unidos, dijo este mes de julio Financial Times, los gestores de fondos están dando más cobertura a los sindicatos sobre las normas laborales en las empresas de su cartera. La ola de huelgas, así como los recientes escándalos relacionados con el trabajo infantil y de inmigrantes, han puesto de relieve la amenaza que la explotación de los trabajadores puede suponer para las rentabilidades, en particular en los mercados privados, donde las recientes prácticas laborales ilegales han estado en el punto de mira. La presión para lograr normas laborales más estrictas se produce en un momento en que el movimiento obrero estadounidense, a pesar de los niveles históricamente bajos de afiliación sindical total, intenta recuperarse. Si continúa, un mayor poder sindical podría aportar más fuerza a esta lucha.