Todo el que se mueva y tenga entre 12 y 75 años en el sur de Gran Canaria en zona turística estará controlado con 69 cámaras con inteligencia artificial con capacidad de trazabilidad y rastreo controladas desde un centro de control en El Tablero. También en las playas por lo que el turismo de cancaneo en las Dunas puede tener los días contados así como las redes de prostitución bajo demanda con aplicaciones de ligue que se colocan en las zonas anexas del barranco de Maspalomas tras hoteles cercanos a la Charca de Maspalomas. Los turistas ya vienen en origen tras ser grabados por cámaras policiales que están por todas partes, en las esquinas y en taxis, en los vestíbulos de los hoteles y en los edificios de apartamentos. Sus teléfonos son rastreados y sus compras vigiladas. A menudo la gente no sabe que está siendo vigilada. La policía se enfrenta a un escaso escrutinio externo de la eficacia de la tecnología o de las acciones que impulsa. Las autoridades no exigirán ninguna orden judicial para recopilar información personal.
Aceptar fondos europeos de lo que sea pero ejecutarlos según convenga. Está previsto que se peatonalicen múltiples calles en el sur de Gran Canaria pero los funcionarios de Las Palmas que viven en apartamentos turísticos de sur de la isla están presionando para que se retrase el proceso porque las empresas de rent a car no tienen todavía su flota de bajas emisiones al día, una de las fórmulas de poder circular por esas nuevas áreas. ¿Qué sentido tiene llenar el sur de cámaras para el tráfico cuando se va a peatonalizar tantas calles de las llamadas zonas de bajas emisiones? En Las Palmas el turismo interior está indignado mientras que a los vecinos del sur de Gran Canaria les da igual porque el turismo es empleo y su territorio es para trabajar. Debe ser que la evasión turística local estará más restringida y controlada. ¿Vamos al pasaporte social como en China? Puede ser.