El campeón europeo de tiro con arco adaptado se ha mudado recientemente junto a su familia al sur de la isla de Gran Canaria y ya se declara enamorado de la zona
Desde hace poco más de un mes, Arguineguín tiene un nuevo vecino con una historia muy particular. Se trata de Daniel Martín Anaya, un joven de 30 años con una discapacidad visual que no le ha impedido competir al más alto nivel en tiro con arco adaptado. Un bronce en el campeonato mundial de 2019, un 5º puesto en el de 2021, la medalla de oro del campeonato europeo de 2021 y la insignia de oro y brillantes de la Federación Española de Tiro con Arco son algunos de los reconocimientos que Martín acumula en su palmarés.
Un deporte que practica desde segundo de bachillerato, cuando comenzó a practicar este deporte de forma habitual en las clases de Educación Física hasta que se profesionalizó y comenzó a competir.
Daniel se trasladó junto a su hermano y sus padres desde Salamanca hasta Arguineguín por recomendación médica. Tanto él como su hermano, aparte de sufrir un problema en el nervio óptico desde niños que solo les permite percibir grandes destellos de luz, sufren un problema cardiaco degenerativo por el cual les recomendaron trasladarse a un lugar con un clima más estable.
Sin embargo, la elección de Gran Canaria como nuevo lugar de residencia para la familia se podría decir que nació de una casualidad. Hace un año, Daniel tenía previsto visitar Canarias por primera vez junto a su familia y, aunque el destino principal era Lanzarote, acabaron en Gran Canaria. “Íbamos a ir a un hotel de nueva apertura en Lanzarote, ya lo teníamos todo mirado pero la inauguración se retrasó y nos ofrecieron realojarnos en un hotel de la misma cadena en el sur de Gran Canaria”, relata Daniel.
Una casualidad que llevó por primera vez a Daniel y a Rubén a visitar el que un año después sería su nuevo lugar de residencia; “las vacaciones fueron en junio y en agosto ya teníamos prácticamente reservado todo para venir a vivir aquí”, afirma Daniel.
La decisión de Daniel y Rubén, además de por motivos médicos, también viene motivada por la reciente jubilación de sus padres, Juan Manuel y Encarnación y la situación laboral suya y de su hermano, ya que ambos teletrabajan en Ilunion, una empresa perteneciente a la ONCE; Daniel en la centralita nacional de la ONCE y Rubén como auditor de llamadas. “Le dije a mis padres que el tren pasa una vez, y que si no lo hacíamos ahora no lo íbamos hacer nunca”, cuenta Daniel en referencia a la decisión de trasladarse a Gran Canaria.
Y tras dar el paso, a la familia le ha tocado adaptarse a su nuevo lugar de residencia; una adaptación que Daniel lleva de manera sobresaliente. “Me encanta el sur de la isla; las playas, ir al Holiday World, Playa del Inglés (…) además la amabilidad y la cercanía de la gente hace que te sientas como en casa”, destaca Daniel.
Sin embargo, en este primer mes en la isla Daniel y la familia vivieron un episodio desagradable en un parque acuático en el sur de la isla. “Fui junto a mi hermano, mis padres, una amiga y nuestro perro guía, el día en el parque fue maravilloso, pero cuando ya estábamos prácticamente en el coche para irnos una empleada se acercó y nos dijo que no podríamos volver al parque con nuestro perro guía”, relató Daniel. “La explicación que nos dieron fue que en el parque tienen una piscina con leones marinos y que podría haber un cruce de enfermedades entre animales, pero no tiene sentido porque Lucy (el perro guía) estuvo en todo momento bajo la hamaca de mi padre y la piscina que mencionó la empleada estaba a casi un kilómetro”. Pese a las explicaciones que Daniel y la familia ofrecieron a la empleada, desde el parque afirmaron que era una orden dada desde la dirección.
Tras este suceso, Daniel contactó con la Asociación de Usuarios de Perros Guías de Canarias para aclarar la situación. Desde el parque aseguraron que la situación se debió a un error de comunicación y ofrecieron a Daniel y a su familia volver al parque de forma gratuita junto al perro guía.
Una situación que Daniel asegura no haber vivido antes con su perro guía, que ya es esencial en la vida de Daniel y parte de la familia. Lucy, de 6 años y medio, llegó a la vida de Daniel en 2019, cuando la familia se trasladó a Estados Unidos para recogerla. “Desde la ONCE tenían la posibilidad de facilitarnos un perro adiestrado en Madrid o en Estados Unidos, y como la lista de espera era menor allí, nos fuimos hasta Rochester a por ella”, relata Daniel recordando sus primeros momentos con su perro guía.
Tras relatar esta experiencia, Daniel aprovecha para confesar su pasión por los deportes acuáticos; “aquí en Arguineguín hago paddle surf, si te cuento la diferencia entre la primera clase y la quinta…” afirma entre risas. “También nado mucho, debido a la enfermedad degenerativa que padecemos, mi hermano tiene movilidad reducida, por lo que necesitamos asistencia con la silla cuando vamos a la playa, y ya a raíz de eso he conocido a un socorrista con el que de vez en cuando voy a nadar” cuenta Daniel, recalcando de nuevo la cercanía y la amabilidad que ha sentido en las personas que ha conocido hasta ahora en la isla.
Sin embargo, Daniel no se limita a su especialidad, el tiro con arco, y a los deportes acuáticos. Entrena semanalmente en el Complejo Deportivo David Silva, complementándolo con su preparación para la temporada de tiro con arco, para la cual entrena en Las Palmas.
Además, Daniel ya tiene una estrecha relación con las principales instituciones deportivas de la isla, la UD Las Palmas y el CB Gran Canaria. “He tenido la oportunidad de conocer a la plantilla de la Unión Deportiva y de acudir al Gran Canaria Arena, recibir una camiseta firmada por el equipo, conocer a Sitapha Savané y hasta de hacer de speaker”, afirma. “También estuve en la grada de animación del Gran Canaria Arena y acudí a un asadero de final de temporada, ya este año nos hemos abonado y no podemos esperar a que empiece la temporada”, asegura ilusionado.
En relación al deporte, Daniel afirma tener un gran sueño; “mi disciplina no es paralímpica, se está trabajando en ello para que lo sea en Los Ángeles 2028 y la verdad que sería una ilusión tener esa oportunidad de poder entrenar y participar en unos juegos paralímpicos representando a España”.
Aunque lleva poco más de un mes, que todavía está con reformas para adaptar su nueva vivienda y que afirma que aún no conoce todo lo que le gustaría de Gran Canaria; Daniel, junto a su hermano Rubén, sus padres Juan Manuel y Encarnación, y su perro guía, Lucy; ya son unos canariones totalmente mimetizados con la idiosincrasia del sur de Gran Canaria y sus vecinos.