El archipiélago participó como país en la que aún hoy en día se considera como la mayor carrera de aventuras de la historia
Muchos no se acordarán o algunos incluso ni conocerán la historia, pero Canarias llegó a competir de forma internacional como país. Lo hizo nada más y nada menos que en la carrera considerada como “la mayor aventura de la historia”, la Camel Trophy.
La Camel Trophy fue una competición automovilística donde expediciones de varios países se adentraban en selvas, bosques frondosos y todo tipo de ecosistemas complicados con distintos modelos de Land Rover (aunque el más icónico fue el Defender) totalmente equipado para la aventura offroad con elementos como amortiguadores hidráulicos, baca superior, cabestrante o snorkel.
El rally comenzó bajo el lema “Tan despacio como se pueda, tan rápido como se deba” y celebró su primera edición en la selva del Amazonas, donde tres equipos formados íntegramente por alemanes emplearon 12 días para superar 14.000 kilómetros con unos Jeep CJ6, utilizados únicamente en la primera edición y que llegaron bastante maltrechos tras la travesía.
El éxito de esta peculiar aventura llamó la atención de Land Rover, que entró como proveedor de la prueba y, junto a R. J. Reynolds Tabacco (tabacalera propietaria de Camel), dio luz verde a continuar celebrando la prueba y a darle carácter internacional con la participación de expediciones de Estados Unidos, Italia, Países Bajos y Alemania.
Sin embargo, no sería hasta la sexta edición, celebrada en la isla de Borneo cuando la bandera canaria aparecería en la competición. Tras la aparición de la expedición española dos años antes, en la edición celebrada en Zaire (actual República Democrática del Congo), Canarias entró junto a Brasil y Japón como nuevos participantes de la prueba con bandera propia y con una dupla formada por Fernando Rebull y José Antonio Reyes.
A partir de ahí, Canarias se convirtió en uno de los equipos fijos de la prueba, acudiendo ininterrumpidamente a todas las Camel Trophy celebradas hasta el año 2000, donde se celebró la última prueba en las islas de Tonga y Samoa.
Aunque la expedición canaria nunca venció en la prueba, sí que se llevaron el premio “Espíritu Camel”, un galardón elegido por los propios participantes para premiar a la expedición que mostrara mayor sentido de equipo durante la travesía. En total, la expedición canaria se hizo con este premio en dos ocasiones; en 1990 con la dupla Carlos Barreto - Fernando Martín y en 1993 con Ellis Martín - Francisco Zárate.
El cambio de milenio hizo que tanto Land Rover como Camel (tras un cambio de propietario) dejarán de lado la prueba y se centraran en otros ámbitos y disciplinas para promocionar sus marcas. Sin embargo, la Camel Trophy dejó para la posteridad imágenes como la de un Land Rover devorado por las llamas durante una de las pruebas o la mítica imagen de la edición de 1985 (la primera en la que participó Canarias) en la que se ve como un helicóptero cargó el convoy de vehículos ante las dificultades que las expediciones estaban enfrentando durante la travesía.
Como nota curiosa, hace apenas unos meses se subastó el Land Rover utilizado por la expedición canaria de 1996, formada por Adolfo Suanzes y Belén de la Fuente, en unos 60.000 euros. El vehículo, con “solo” 150.000 kilómetros a su espalda, contaba con todo el equipamiento Land Rover equipaba en los coches que participaban en la prueba, como los paragolpes adaptados o el ordenador de rally Terratrix.
Pese a que ya han pasado más de dos décadas desde el adios de la Camel Trophy, la “mayor aventura de la historia” sigue recordándose con cariño entre los amantes del automovilismo y la aventura, especialmente en Canarias.