Las autoridades canarias arrancan esta semana las actividades promocionales de turismo en la World Travel Market con la duda de si irrumpirá como público activistas contra el turismo, un asunto que ha marcado este 2024 la agenda del sector en las islas desde el pasado mes de abril. Fuentes de colectivos que forman parte de la agenda en favor de la turismofobia señalaron a Maspalomas24H que "algo hay previsto".
Los activistas, un colectivo mayormente formado por empleados públicos, están muy perdidos. En realidad la turismofobia la ha generado el REF canario, un sistema fiscal muy parecido al de Irlanda del Norte, que incentiva que solamente los titulares de empresas, generando estructuras societarias en cascada, no paguen impuestos y dediquen sus inversiones a comprar ladrillo mientras los canarios se conforman con beber el hiper azucarado Clipper de Fresa y al que llaman refresco nacional en su ignorancia producto de un caótico y poco exigente sistema educativo en manos de docentes (empleados públicos) igual de mediocres. Con el aumento de la presión fiscal en países como Italia han llegado oleadas de linces transalpinos sacando partido a ese mismo esquema fiscal.
Peter de Brine, jefe de la agenda de turismo sostenible de Unesco, organización que en Gran Canaria un centro con sede en el Gabinete Literario y no quiere saber nada de este asunto porque tiene directivos con empresas en el sector, "lo que estamos viendo es que estamos sobrepasando un umbral de tolerancia en estos destinos", afirma. Como en otras ocasiones el que haya medios canarios no será óbice para que viralizar contenido que cuestiona el papel de la industria en un momento donde los tenedores de apartamentos de Las Palmas con intereses en el sur de Gran Canaria generan problemas legales de estructura de negocio.
El creciente número de visitantes, el alza de los precios de la vivienda y el aumento de los turistas que buscan selfies en lugares como las Dunas de Maspalomas han ayudado a crear situaciones que están "totalmente desequilibradas", según Unesco, añadiendo que si no se abordan estos problemas, la ola canaria, surgida en Tenerife, de protestas contra el turismo de masas podría extenderse por toda Europa. Los activistas mantienen un gran silencio sobre la WTM de Londres, ciudad donde se han realizado movilizaciones.
Desde el pasado mes de abril decenas de miles de manifestantes han salido a las calles canarias pidiendo restricciones al turismo de masas y un replanteamiento de un modelo de negocio que, según ellos, ha hecho subir los precios de la vivienda y expulsado a la población local de las ciudades.
En el sur de Gran Canaria los organizadores han subrayado que las protestas no son contra el turismo en sí, sino más bien un llamamiento a un enfoque más equilibrado. El turismo ha exacerbado las preocupaciones existentes sobre la asequibilidad de la vivienda, ya que la proliferación de alojamientos de corta duración expulsa a los residentes locales del mercado. "Creo que eso ha añadido mucha ansiedad y frustración a las personas que viven en estos destinos", señala De Brine, jefe de turismo sostenible de Unesco.