Si Trump y Putin llegan a un acuerdo sobre Ucrania en los primeros meses de 2025, es posible que el turismo ruso llegue por fin a Gran Canaria aunque el problema es la convivencia con los nórdicos, es decir, sería preciso crear productos específicos. Justo cuando Moscú lanzó su operación militar especial militar sobre Ucrania, Aeroflot iba a iniciar vuelos directos desde Moscú a Gran Canaria. Pero Bruselas decidió cerrar espacio aéreo y eliminar visados turísticos y el mercado nunca arrancó.
En este periodo, como Tenerife ha roto el status quo de respetar los tradicionales mercados nórdico y alemán para Gran Canaria, el sur grancanario está legitimado para hincarle una dentada a este negocio que, hay que recordar, es el que más gasta del mundo fuera de los hoteles. Desde la operación militar especial de Rusia en Ucrania, Agadir se ha beneficiado del cierre del mercado canario. El sur de Gran Canaria tiene el potencial de beneficiarse del reseteo del turismo ruso si se resuelve el conflicto en Ucrania pero el problema está en Las Palmas, donde directivos con intereses en Tenerife pueden condenar los esfuerzos de áreas como Maspalomas y Meloneras.
Canarias ha experimentado un impacto significativo debido a la guerra, no solo en el ámbito de las importaciones y exportaciones, sino también en el turismo ruso, un mercado clave para el archipiélago. En 2019, los turistas rusos contribuyeron con 144,5 millones de euros en gasto turístico, con Tenerife captando el 82,6% de este mercado de todas las islas. Ese año, Canarias recibió a 73,583 viajeros rusos, de los cuales 60.472 fueron a Tenerife, 10.647 a Gran Canaria y 1.859 a Lanzarote. El 63,3% también valoraba la seguridad de la región, eran repetidores, y su perfil se distingue por un mayor gasto medio diario en comparación con otros visitantes, con 151,90 euros frente a 140,18 euros.
Antes del conflicto, el turismo ruso en Canarias estaba en crecimiento, con cifras que alcanzaron los 75.026 turistas en 2018. Aunque las conexiones aéreas directas desde Rusia a Canarias están actualmente inactivas debido a la guerra, la llegada de turistas rusos ha comenzado a recuperarse a través de aeropuertos de terceros países. Esto sugiere que, con la resolución del conflicto, Gran Canaria podría beneficiarse de un aumento en el turismo ruso.
Gran Canaria podría aprovechar este reseteo del turismo para atraer a los turistas rusos que anteriormente preferían Tenerife. En 2018, los turistas rusos gastaron una media de 2.152 euros por viaje, lo que representa una oportunidad económica significativa para Gran Canaria. Además, la estancia media de los turistas rusos fue de 15,2 días en 2021, lo que indica un potencial de ingresos prolongados para la isla. Si Gran Canaria puede ofrecer una experiencia turística atractiva y competitiva, podría captar una parte de este mercado dado que Tenerife ha estado cerrado y se puede arrancar de cero.
El problema no radica tanto en Tenerife, sino en la percepción y la estrategia turística de Las Palmas, donde radica el poder político sobre la capital económica de Canarias, es decir, Maspalomas. Para cambiar esta dinámica, Las Palmas necesitaría recibir la presión adecuada desde el sur de Gran Canaria para diversificar su oferta turística y hacerla más accesible y atractiva para un público ruso más amplio. Con una estrategia adecuada, la isla podría atraer a turistas rusos que anteriormente preferían Tenerife, aprovechando su capacidad de gasto y su estancia prolongada. Sin embargo, esto requerirá un cambio en la percepción y la estrategia turística en Las Palmas.