La detención y posterior liberación de María Corina Machado marca otro capítulo en una historia que vive su punto más tenso con la investidura de Maduro
La detención de María Corina Machado, líder opositora y figura clave en el panorama político de Venezuela, ha echado más gasolina a las manifestaciones que se están llevando a cabo en todo el país sudamericano y entre las comunidades venezolanas en el exterior en ante la investidura de Maduro.
Una investidura que se produjo durante la mañana de este viernes y mediante la cual Nicolás Maduro juró el cargo como presidente de Venezuela, asegurándose otros 6 años en el poder y sin mostrar las actas electorales que le reclamaban desde la oposición y buena parte de la sociedad civil venezolana.
En Canarias, los más de 75.000 expatriados que residen en las islas sienten el impacto de los últimos acontecimientos y son testigos, con expectación y miedo, de los disturbios y las manifestaciones que se pueden desencadenar desde este mismo viernes tras la investidura en la conocida como "octava Isla".
Machado, una de las principales voces críticas contra el régimen de Nicolás Maduro, fue detenida este jueves por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) en lo que la oposición ha calificado como un intento de "silenciar a la democracia".
La noticia ha ocupado titulares en la prensa internacional. Cabeceras como "The New York Times", "El País" y "Le Monde" han destacado la preocupación global por el deterioro de las libertades democráticas en el país sudamericano. Analistas políticos han coincidido en que este hecho en la previa de la investidura de Maduro podría ser un punto de inflexión para aumentar la presión internacional contra el régimen chavista.
La líder había ganado relevancia tras las primarias de la oposición realizadas en 2023, donde resultó ampliamente respaldada como candidata presidencial para las elecciones de 2024, a las cuales finalmente no se pudo presentar tras ser inhabilitada por el régimen de Maduro. Su detención ocurre en un contexto de constante tensión política en el país, con acusaciones de persecución sistemática a líderes opositores y a ciudadanos disidentes con el Gobierno de Maduro y sus medidas.
Una situación revuelta en el ámbito político que no favorece a la economía de un país mermado por una inflación galopante y una moneda profundamente devaluada que han dejado a millones de ciudadanos luchando por satisfacer necesidades básicas como alimentos y medicinas.
Este deterioro económico ha impulsado la migración masiva hacia países vecinos y a comunidades más lejanas, como Canarias, donde históricamente la presencia de la comunidad venezolana y latina ha sido notable.
De los más de 75.000 venezolanos que residen en Canarias, prácticamente todos mantienen vínculos directos con familiares y amigos en Venezuela, por lo que observan con preocupación cómo los obstáculos para una transición democrática continúan sucediéndose.
La relación entre Canarias y Venezuela se remonta al siglo XIX, cuando miles de canarios emigraron al país sudamericano en busca de oportunidades. Una diáspora canaria que se mimetizó con una cultura muy parecida a la del archipiélago y con un pueblo cercano que acogió y permitió crecer a miles de familias canarias que no veían un futuro en el archipiélago.
Pese a los más de 5.700 kilómetros que separan el archipiélago canario de Venezuela, hoy en día la relación entre los dos territorios se puede apreciar en multitud de aspectos; desde las similitudes entre ambas gastronomía hasta la presencia desde hace décadas del deporte vernáculo en Canarias, la lucha canaria, en el país sudamericano.