El sur de Gran Canaria, icónico destino turístico y capital económica de las islas, ha consolidado su posición como uno de los pilares del turismo en España. En un contexto de crecimiento sostenido, las cifras del sector hotelero a nivel nacional reflejan un ciclo alcista que no muestra signos de desaceleración, y esta región insular no es una excepción. Con el RevPAR (ingresos por habitación disponible) en España alcanzando los 122,7 euros de enero a septiembre de 2024, un 13% más que el año anterior, Gran Canaria se posiciona como un destino clave en este escenario.
El precio medio diario (ADR) alcanzó los 162,8 euros, un incremento del 10,4% respecto a 2023. Este crecimiento está impulsado por una mayor demanda de hoteles de gama alta y servicios exclusivos, una tendencia especialmente visible en los resorts de Meloneras. El éxito de Gran Canaria, especialmente en el sur, radica en parte en su capacidad para atraer visitantes durante todo el año. Según expertos como Bruno Hallé, socio codirector de Cushman & Wakefield, la región se beneficia de un clima excepcionalmente templado y una oferta turística diversificada que permite romper con la estacionalidad clásica.
En 2024, meses como mayo, junio, septiembre y octubre se consolidaron como temporadas medias con gran afluencia turística, ayudados por precios más competitivos respecto a los meses de verano y una creciente flexibilidad laboral que permite a los viajeros evitar las temporadas pico. Este fenómeno ha resultado en un aumento de la ocupación media hasta el 75,4%, un 2,4% más que el año anterior.
Gran Canaria ha sabido adaptarse a las nuevas tendencias del turismo internacional. Mientras que el visitante nacional tiende a reducir su tiempo de estancia o busca viajar en temporadas medias, los turistas internacionales, especialmente de mercados como el americano, canadiense o asiático, están dispuestos a pagar tarifas más altas. Sin embargo, los retos no han desaparecido. La turismofobia, aunque menos visible que en destinos peninsulares como Barcelona o Palma, sigue siendo una preocupación. Hallé insiste en la importancia de mejorar la comunicación entre el sector hotelero y las comunidades locales para evitar conflictos.