Los Premios Goya de este año, emitidos por La 1 de TVE, dejaron más que discursos emotivos y galardones esperados. Según Canarias7, entre el público, en un discreto pero estratégico movimiento político, destacaba la presencia del alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, y la consejera de Turismo y Empleo del Gobierno de Canarias, Jéssica de León, los dos del PP. Ambos acudieron como invitados de la Academia de Cine con un objetivo claro: reforzar la candidatura de Maspalomas como sede de los Goya en 2027, un año electoral clave.

Pero el verdadero guion se estaba escribiendo entre bastidores. El PP ha intensificado contactos con el mundo del cine, incluso con actores y cineastas tradicionalmente afines al sanchismo, en un intento por seducirlos con la idea de una gala en el paraíso canario. Más allá del reclamo turístico, el PP ve en la llegada de los Goya a Maspalomas una oportunidad doble: promoción turística y terciopelo con una industria del cine que precisa apoyos financieros para salir adelante como los avales de ICO o las AGR.

Las imágenes de Pérez y De León en la gala no fueron casuales. Su presencia formó parte de una estrategia cuidadosamente diseñada: visibilidad nacional, diálogo con la industria y un guiño al electorado que vincula la cultura con la política. Los premios de 2027 podrían ser la carta de presentación de un PP que quiere exhibir músculo en el sector cultural sin perder el favor de los votantes más conservadores.

La incógnita es si la Academia de Cine, cuyo ecosistema ha sido tradicionalmente crítico con la derecha, cederá ante el cortejo. De momento, el PP ha logrado situar a Maspalomas en la conversación, y en política —como en el cine— a veces lo más importante es estar en la escena correcta en el momento adecuado.