La capital sigue dando tumbos con un carnaval que sale a polémica por semana, la última: programar el plato fuerte de la fiesta el mismo día y la misma hora que la Unión Deportiva Las Palmas se juega la vida en La Liga
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Si algo caracteriza al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria es su talento innato para organizarse… mal. La última genialidad de la capital ha sido programar el plato fuerte de su Carnaval, el concierto de Maluma, el mismo día que la UD Las Palmas se juega la vida en un partido clave contra el Alavés.
¿El resultado? Un choque frontal entre fútbol y fiesta que, casi con total seguridad, va a colapsar la ciudad; más aún teniendo en cuenta las quejas que desde la Policía Local han trasladado al consistorio capitalino por la falta de efectivos durante las celebraciones del carnaval.
El concierto, que costará casi un millón de euros, se celebrará en el Parque Santa Catalina, bloqueando el tráfico y cortando una decena de calles de la capital desde las 14:00 horas; complicando aún más la movilidad de la capital, que ya de por sí suele ser complicada con el cuello de botella que se forma a diario con la salida de los centros educativos y los puestos de trabajo.
Mientras la capital juega a intentar encadenar dos jornadas de Carnaval sin polémicas (la última una acusación de plagio a la ceremonia de inauguración de los JJOO de París), en el sur de la isla las cosas se hacen de otra manera. Maspalomas, con su recién estrenado título de Fiesta de Interés Turístico Nacional, ha demostrado que se puede organizar un carnaval sin pisarse los cordones.
Maspalomas no precisa de plagios ni de estar moviendo la fiesta cada año según por denuncias y pleitos judiciales; una fórmula que parece funcionar, ya que sigue siendo un referente internacional sin necesidad de conciertos millonarios que generen más problemas de los que resuelven.
¿Cuándo aprenderá Las Palmas a planificar sin que su Carnaval termine chocando con la vida cotidiana de su propia ciudad? Con los vecinos revueltos y un carnaval itinerante que en los últimos años parece una feria móvil que va de calle en calle, quizá el próximo año sea en el que en la capital entiendan que un evento bien organizado no es el que más ruido hace ni en el que más “perras” se gastan, sino el que mejor encaja con las demandas de la gente.



  












