Desde hace dos meses el ahora líder del  municipalismo grancanario, Teodoro Sosa, mantiene encuentros privados, básicamente algún almuerzo y café de sobremesa, con dueños del dinero en la isla de Gran Canaria y todos han explicado a Sosa que salir de Nueva Canarias para cometer los mismos errores es absurdo. "Esto ha cambiado: no es ir a un comedor de una empresa láctea recoger un sobre marrón", dijo a Maspalomas24H un líder económico tras desvelar el pasado viernes este periódico la salida de Onalia Bueno de Coalición Canaria.

"La garantía de apoyo empresarial está en si hay presencia de Onalia Bueno porque con el corazón rural y los tacaños de Arinaga, que nunca llenan el combustible del coche para venir a la capital, no vamos a ningún lado", dijo desde Las Palmas un miembro del Círculo de Empresarios de Gran Canaria que pidió no ser citado en esta crónica.

En la silenciosa reconfiguración del tablero político en Gran Canaria, el dinero empieza a hablar. Lo hace a favor de Onalia Bueno, en una órbita cada vez más próxima a la de Teodoro Sosa, el hombre fuerte del municipalismo grancanario. Se trata de un movimiento calculado: evitar que se repita el viejo esquema escorado a la izquierda, desgastado y sin capacidad de interlocución real fuera del perímetro insular.

La estrategia no es replicar la estructura clientelar y vertical de la antigua ATI, hoy absorbida por Coalición Canaria. La meta es más ambiciosa: colocar los intereses de Gran Canaria en la agenda política nacional sin caer en los vicios del pasado. Para ello, hace falta algo más que cargos de confianza y redes locales: se necesita proyecto, discurso, y sobre todo, credibilidad en Las Palmas.

El ejemplo de lo que se pretende evitar está claro. Por un lado, la ICAN de José Carlos Mauricio que diluyó su potencial político entre personalismos sin ideología. Por otro, la CC de Pablo Rodríguez, que ha demostrado cómo una fuerza sin estructura sólida puede degenerar en un liderazgo débil, amasado entre cargos menores y decisiones tácticas sin visión estratégica. "Una CC sin ideología en Gran Canaria se ha demostrado que es un fracaso y, ya puestos, cualquier gerente de un centro comercial gestiona mejor que lo que hay ahora", dijo el mismo empresario consultado

En este nuevo tiempo, el centro-derecha moderado grancanario aparece como clave. La idea no es tanto competir con la izquierda municipalista como superar esa dicotomía, construyendo un espacio propio que logre respaldo transversal, capacidad de gestión y, sobre todo, influencia real en las grandes decisiones que se toman en Madrid.

Lo que está en juego no es solo la hegemonía política en la isla, sino el crédito del nacionalismo en Gran Canaria, deteriorado por años de improvisación, ruido localista y falta de ambición insular. "Vemos muy correcto que Onalia Bueno sea la pieza que encaje en un engranaje más amplio, siempre que sepa jugar entre equilibrios, silencios y respaldos. CC podría comenzar acercándose mandando al Senado a Pablo Rodríguez", dijo la misma fuente empresarial.