En el vasto horizonte de la historia económica de Gran Canaria, se alza la figura monumental de Antonio Santana Miranda, un verdadero titán del turismo y la hostelería que, aunque ya no esté entre nosotros, su legado perdura con fuerza. Como el primer presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Gran Canaria, Antonio no solo fue un líder, sino un visionario que forjó el camino hacia un futuro brillante para la isla.

Desde su emblemático restaurante-bar, El Alpendre del Amo, en San Fernando, Antonio se convirtió en el faro que iluminó el sendero del turismo en la región. Allí, en un ambiente de camaradería y celebración, acogió las primeras festividades de Santa Marta, la patrona del turismo y la hostelería, transformando cada evento en una oda a la cultura y la gastronomía canaria. Su establecimiento no solo se erigió como un punto de encuentro, sino como un referente culinario que atrajo a los viajeros nórdicos y escandinavos, quienes encontraron en sus platos un pedazo del alma de la isla.

El legado de Antonio Santana Miranda no pasó desapercibido. Su incansable labor fue honrada con la Medalla de Bronce al Mérito Turístico a nivel estatal en 1968, un testimonio de su dedicación y pasión. En 1984, recibió la Medalla de Playa de Importantes de Turismo de Canarias, y en el año 2002, fue galardonado con la Medalla al Mérito Turístico y el título de Excelente del Turismo de Maspalomas-San Bartolomé de Tirajana. Además, su nombre resuena con orgullo en el IX galardón canario de Pymes de Ocio y Restauración de la FECAO.

Antonio Santana Miranda fue, sin duda, un héroe de la hostelería, un pionero que dejó una huella imborrable en la historia del turismo en Gran Canaria. Su espíritu y su pasión por la isla continúan inspirando a las nuevas generaciones, recordándonos que su legado vive en cada rincón de esta tierra que tanto amó.