Los sindicatos canarios y peninsulares que dirigen la convocatoria de huelga general en el turismo de Canarias para el Jueves y Viernes Santo ofertarán a las administración laboral del Gobierno de Canarias solamente atender desayunos. Nada de servicios de socorristas y bar piscina como inicialmente querían ofrecer.
"Dar de comer es algo básico, bañarse en piscinas no es algo prioritario", dijo a Maspalomas24H que afirmó que estarán vigilantes "al cumplimiento de las normas básicas de convivencia pero sin intervenir".
Uno de los puntos más controvertidos en la huelga convocada en el sector turístico de Canarias para esta Semana Santa es la definición de los servicios mínimos, que hasta el momento sigue sin resolverse. A diferencia de otros sectores estratégicos como el transporte público o la sanidad, donde los servicios mínimos están claramente regulados por su impacto en la ciudadanía, en el ámbito del turismo —formado mayoritariamente por empresas privadas— la determinación de estos servicios se mueve en un terreno más difuso.
En el caso de esta huelga, que podría ser la primera de este calibre en 47 años, los sindicatos insisten en que no deben establecerse servicios mínimos generalizados que vacíen de contenido el derecho a la huelga, especialmente en sectores como la hostelería, restauración o actividades recreativas, donde los servicios, aunque importantes, no son considerados esenciales por ley.
Sin embargo, desde las patronales se presiona para garantizar cierta operatividad mínima, apelando a la imagen turística del archipiélago y al compromiso con miles de visitantes durante una de las temporadas más fuertes del año.
Esta tensión no es nueva: durante la huelga del personal de tierra en aeropuertos en 2019, los servicios mínimos fueron fijados por el Ministerio de Fomento en porcentajes muy altos, provocando duras críticas sindicales por considerarlos “abusivos”. También en la huelga de limpieza hotelera en Baleares, se intentó limitar el impacto mediante acuerdos mínimos, aunque el carácter privado de las empresas complicó su aplicación uniforme.
En el caso canario, la dificultad es aún mayor al tratarse de un sector profundamente fragmentado, con hoteles, cadenas, pequeñas empresas de excursiones, agencias, y restaurantes operando con diferentes convenios y estructuras laborales. Además, muchas de estas empresas no tienen experiencia en gestionar conflictos laborales de gran escala.
A día de hoy, no hay una propuesta firme sobre los servicios mínimos, lo que genera inquietud tanto en el empresariado como entre los trabajadores, que temen posibles represalias o presiones para acudir a sus puestos durante los días de paro. Las próximas horas serán claves para saber si se acuerda algún marco que permita compatibilizar el derecho a la huelga con una operativa básica en los servicios turísticos, sin comprometer la esencia de la protesta.