Diez meses después de la quiebra del gigante turístico FTI y su filial Big Xtra, las consecuencias siguen resonando con fuerza en el sur de Gran Canaria. Miles de viajeros, muchos de ellos procedentes de Austria y Alemania, se han visto atrapados en un laberinto de burocracia y silencio, sin reembolsos, sin explicaciones claras y con una sensación creciente de abandono.
La Asociación de Agencias de Viajes de la Cámara Federal Económica de Austria (WKO) ha levantado la voz con fuerza, denunciando el proceder del Fondo Alemán de Seguros de Viaje (DRSF). “El tratamiento a los afectados es inadecuado, poco transparente y, en muchos casos, inaceptable”, afirma Gregor Kadanka, presidente de la asociación. Y en destinos como Gran Canaria, ese malestar se palpa en el terreno.
El golpe a un destino clave
Desde la quiebra de FTI, muchos complejos hoteleros del sur grancanario han tenido que lidiar con cancelaciones masivas, reservas impagadas y clientes que, de la noche a la mañana, quedaron en tierra de nadie.
“En junio del año pasado, nos encontramos de repente con familias que habían pagado todo su paquete vacacional y que nadie quería alojar porque no estaba claro quién iba a pagar la factura”, cuenta el recepcionista de un hotel en Meloneras. “Ahora, casi un año después, todavía hay huéspedes reclamando su dinero y nosotros intentando dar la cara sin respuestas”.
Agencias, hoteles y confianza rota
Las agencias de viajes en Austria aseguran haber enviado todos los datos requeridos por el DRSF, pero denuncian solicitudes duplicadas, plazos imposibles de cumplir y una atención al cliente casi inexistente. Esto ha tensado la relación con los establecimientos canarios, que muchas veces han tenido que asumir los costes o perder reservas.
“Las sugerencias que hicimos desde Austria para agilizar los trámites fueron ignoradas por completo”, explica Kadanka. Para las agencias, el desprestigio es doble: pierden dinero y también la confianza de sus clientes.
La imagen de Canarias, en juego
El sur de Gran Canaria vive en gran medida del turismo europeo, especialmente el procedente de países germanoparlantes. La falta de solución en el caso FTI afecta no solo a los viajeros implicados, sino también a la imagen de fiabilidad de las vacaciones en Canarias.
“Un turista que no recibe su reembolso difícilmente volverá a reservar en el mismo destino. Y cuando eso se multiplica por miles, se convierte en un problema estructural para nuestra economía”, alerta una representante del sector turístico local.
Un fondo que no responde
El Fondo Alemán de Seguros de Viaje, creado precisamente para proteger a los viajeros en casos de insolvencia, ha fracasado —según agencias y afectados— en su cometido. Kadanka es tajante: “Es un sistema que no protege, que no responde y que deja a los más vulnerables pagando el precio de la ineficacia”.