Los ex alcaldes José Juan Santana Quintana y María del Pino Torres han oficializado su regreso a Nueva Canarias (NC), en un intento por reactivar el proyecto nacionalista en San Bartolomé de Tirajana tras meses de turbulencias internas. La estampida de la mayoría de los cargos electos hacia el nuevo partido impulsado por Teodoro Sosa y Óscar Hernández, ambos exdirigentes destacados de NC, había dejado al partido en una situación crítica en el municipio.

La salida masiva supuso la desarticulación casi completa de la estructura local de NC, provocando una profunda crisis de identidad y representación. En las elecciones municipales de San Bartolomé de Tirajana, NC había registrado una evolución significativa: en 2007 obtuvo 2.145 votos (7,3%); en 2011, 2.987 votos (10,4%); en 2015, 4.112 votos (13,8%); en 2019, 3.654 votos (11,6%); y en 2023 cayó hasta los 1.821 votos (5,5%), quedándose sin representación. La formación, que fue referente en varias etapas, especialmente en el sur de Gran Canaria, se enfrenta ahora a la difícil tarea de reconstruirse casi desde cero.

La vuelta de Santana y Torres no solo es un movimiento estratégico, sino también una declaración de intenciones: quieren devolver a Nueva Canarias el protagonismo perdido en uno de los municipios más dinámicos y políticamente complejos de la isla. Ambos dirigentes, con amplia trayectoria en la política local, han sido recibidos con entusiasmo por las bases tradicionales del partido.

"No podíamos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo se desmantelaba un proyecto que representa a San Bartolomé en su diversidad y complejidad", afirmó un dirigente en Las Palmas de NC, partido que espera que en este proceso haya otros históricos militantes y nuevos simpatizantes que ven en esta etapa una oportunidad de renovación.

La recuperación será ardua, pero José Juan Santana y María del Pino Torres parecen convencidos de que aún existe espacio para una Nueva Canarias renovada, socialmente comprometida y arraigada en los valores tradicionales del municipio. El desafío es monumental, pero en la política del sur grancanario, los giros inesperados no son precisamente una novedad.