En unos tiempos donde los coaches empresariales desconectados de la realidad son esa extraña tribu que ha logrado convertir un PowerPoint con frases de Paulo Coelho en un modelo de negocio. Que aparecen por las empresas y te hablan de “alinear tus chakras con el ROI” y te animan a “pivotar tu propósito vital” mientras ignoran que tú lo que necesitas es pagar el alquiler, no un mantra motivacional aparecen empresarios reales recordando el esfuerzo de dar empleo a 400 familias que no viven en una nube de mindset positivo tan densa que no distinguen entre burnout y brunch, y reparten consejos sobre delegar tareas sin haber fregado un baño en su vida.
Actitud Constante, el podcast de Óscar Díaz, realizado en Canarias con el objetivo de dar a conocer las historias de empresarios y emprendedores canarios contadas por sus propios protagonistas dio este mes de mayo en la diana y sigue dando paso a paso, sin fantasmadas, las claves del éxito de las personas importantes del turismo que, en esta tierra, apenas reciben reconocimientos. Una entrevista con el empresario grancanario Manolo Medina, un profesional hecho a sí mismo que ha tenido que superar múltiples obstáculos empresariales desde hace 35 años, pone de relieve lo que es vestirse por pies. Lavandería El Cardón factura 36 millones de euros y no es una marca blanca de otros grupos no canarios: es propiedad de grancanarios.
A veces, los negocios más sólidos nacen del trabajo más humilde. Esa es la historia de Manolo Medina, cofundador de Lavandería El Cardón, quien pasó de lavar ropa en una pileta en el patio de su casa a liderar una de las empresas más potentes del sector en Canarias. Todo empezó con una necesidad y una convicción: la de salir adelante trabajando duro, sin atajos. En aquellos años, Manolo apenas contaba con un cubo, un detergente corriente y muchas ganas de prosperar. La ropa se tendía al sol, el trabajo era manual y cada cliente ganado era un triunfo. Pero con el paso del tiempo, y junto a su socio, fue sembrando algo más que confianza: una cultura empresarial basada en la seriedad, el compromiso con la calidad y el cuidado extremo por los detalles.
Hoy, Lavandería El Cardón es sinónimo de eficiencia industrial, sostenibilidad y empleo local. Desde sus modernas instalaciones, la empresa gestiona el lavado, planchado y distribución de textiles para algunos de los principales hoteles del archipiélago. Más de 400 empleados hacen posible cada día que miles de sábanas, toallas y uniformes lleguen impecables a sus destinos y, en especial, en el turismo de Gran Canaria así como sector sociosanitario. Pero detrás de la maquinaria, sigue latiendo el mismo espíritu que movía a Manolo cuando empezó: respeto por el trabajo bien hecho.
“La clave siempre ha estado en no dejar de mejorar. Puedes tener la mejor tecnología, pero si no tienes un equipo comprometido y una visión clara, no llegas lejos”, cuenta Medina con la misma humildad de quien no olvida de dónde viene. Con una proyección cada vez más internacional, alianzas estratégicas en el sector turístico y una firme apuesta por la economía circular, El Cardón ya no es solo una lavandería industrial: es un símbolo del crecimiento que nace del esfuerzo y la coherencia. Del patio de casa a los grandes hoteles del mundo. La historia de Manolo Medina no es solo un caso de éxito empresarial, es una lección sobre cómo los valores, si se cuidan, también se pueden escalar.
