La agenda del nuevo pontífice podría incluir una visita a Canarias para analizar la situación migratoria del archipiélago de primera mano, un viaje que Francisco no pudo llegar a cumplir por su delicado estado de salud
En el Vaticano ya hay nuevo inquilino. Y en Canarias, más de uno ya ha pensado en preparar el aeropuerto de Gando para su llegada. El recién elegido León XIV —nombre papal de Robert Francis Prevost— llega con un perfil que encaja como anillo al dedo con muchas de las realidades que se viven en el archipiélago. No solo ha trabajado con comunidades vulnerables durante décadas, sino que, a diferencia de muchos otros cardenales, sabe lo que es estar en la frontera social. Y, lo más importante: habla de migración con conocimiento de causa, no desde la comodidad de un despacho.
Sin ir más lejos, durante su etapa como cardenal Prevost se ha posicionado en contra de la política migratoria de deportaciones masivas que ha puesto en marcha el gobierno de Donald Trump desde su llegada a la Casa Blanca e incluso ya en 2015, antes del primer mandato de Trump, compartió artículos en los que se catalogaba su “retórica anti-inmigrantes” como peligrosa.
“Todos esos movimientos migratorios son un gran problema global. Pero tiene que haber una solución para ambas cuestiones, para abordar la cuestión migratoria y para tratar a todos los inmigrantes con respeto”. Estas fueron las declaraciones del Santo Padre cuando aún era cardenal, el pasado 7 de agosto durante una homilía en la iglesia de St. Jude del estado de Illinois, en Estados Unidos.
Prevost, de origen estadounidense y nacionalizado peruano, ha sido misionero en América Latina, y ha trabajado de cerca con quienes tienen que dejarlo todo para buscar una vida mejor. No es casualidad que una de sus primeras menciones como Papa haya sido para agradecer a su predecesor, Francisco, su legado social. Tampoco lo es que eligiera llamarse León XIV, en homenaje al papa León XIII, el de la Rerum Novarum, la encíclica que habló por primera vez del trabajo digno, la justicia social y el respeto a los pobres. Todo apunta a que la línea pastoral no solo se mantiene: se refuerza.
Con este perfil, no extraña que desde la Diócesis de Canarias ya se haya comunicado que se realizará una invitación formal a León XIV para visitar el archipiélago. Un gesto que, de materializarse, cumpliría el deseo no satisfecho de Francisco, quien en más de una ocasión expresó su intención de visitar las islas, especialmente como punto neurálgico de las rutas migratorias. Canarias, y en especial el sur de Gran Canaria, sigue siendo un lugar clave en esa realidad; sin olvidar las dolorosas imágenes de 2020, donde miles de migrantes se hacinaban en el muelle de Arguineguín.
Porque si hay algo que no falta en León XIV es humanidad. Sus homilías en Perú, sus visitas a cárceles, sus trabajos con comunidades indígenas y su paso por barrios donde no llega ni el agua corriente lo han curtido en una Iglesia de tierra y barro que, con toda probabilidad, continuará muy presente durante su papado.
La pregunta parece que no es si vendrá, sino cuándo. Y si lo hace, será un momento histórico para Canarias; porque no todos los días un Papa decide mirar hacia este lado del mapa y porque podría suponer un gesto de continuidad con el papado de Francisco, cumpliendo su deseo de pisar suelo canario para tratar de primera mano con los migrantes.