Martes, 21 de Octubre de 2025
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TURISMO¿Quién se beneficia realmente de la turismofobia en Canarias?

¿Quién se beneficia realmente de la turismofobia en Canarias?

G. H. Maspalomas24h Viernes, 16 de Mayo de 2025

Canarias arde por Tenerife. No por el sol, sino por la creciente tensión social en torno al turismo. Manifestaciones, pintadas, gritos de “¡Canarias no se vende!” y debates encendidos reflejan una realidad compleja: la turismofobia ha dejado de ser un fenómeno marginal para convertirse en eje central del debate político, económico y territorial del archipiélago. Pero más allá del ruido, surge una pregunta inevitable: ¿quién se beneficia realmente de este clima de rechazo?

 

El ruido que conviene a muchos

 

Lejos de ser un movimiento unívoco o espontáneo, la turismofobia —en su expresión más radical o en su forma larvada— se ha convertido en una oportunidad para múltiples actores. Desde fondos de inversión que esperan el desgaste del modelo actual para imponer uno más exclusivo, hasta partidos políticos que capitalizan el descontento para ganar poder local.

 

Fondos buitre y promotores del lujo

 

A medida que crece la presión vecinal contra la vivienda vacacional y la saturación hotelera, los grandes tenedores de suelo ven en la turismofobia una palanca útil. Alegan que el turismo de masas ya no es viable, y promueven en su lugar modelos de baja densidad y alta rentabilidad: urbanizaciones cerradas, turismo médico, senior living o resorts de lujo con mayor valor añadido por visitante.

 

“Si la gente no quiere turismo barato, perfecto. Tenemos un plan B para vender exclusividad, privacidad y rentabilidad a largo plazo”, desliza un promotor vinculado a proyectos en el sur de Tenerife.

 

Partidos que ganan votos a pie de playa

 

La indignación vecinal es un capital político. Algunos partidos de ámbito insular o estatal han hecho de la crítica al modelo turístico su principal bandera, acercándose a colectivos sociales, vecinales y ecologistas que claman por un cambio. En las elecciones locales, este discurso ya ha dado frutos en municipios como Arona, Teguise o incluso Mogán, donde antes reinaban mayorías intocables.

 

Pero no todos los discursos son inocentes. En algunos casos, la defensa del territorio se mezcla con populismo, proteccionismo y hasta xenofobia, en un cóctel que amenaza con desfigurar el debate.

 

El negocio del “turismo regenerativo”

 

Paradójicamente, el sector turístico también encuentra oportunidades en la crisis de imagen. Tour-operadores, agencias y startups han empezado a vender Canarias como un destino “en transición”, ideal para turistas conscientes, nómadas digitales o viajeros de lujo en busca de experiencias auténticas. Menos turistas, pero más rentables. Ese es el nuevo mantra.

 

Competidores internacionales al acecho

 

Mientras tanto, destinos rivales como Turquía, Grecia, Egipto o Cabo Verde observan con atención. Las protestas en Canarias, las imágenes de playas colapsadas y las tensiones con residentes sirven como munición para promocionarse como destinos más acogedores, económicos o tranquilos. En el mercado turístico global, el descontento canario también tiene precio.

 

¿Cambio de modelo o cambio de manos?

 

La turismofobia canaliza frustraciones legítimas: dificultad para acceder a una vivienda, colapso de servicios públicos, salarios precarios y destrucción del territorio. Pero si no se traduce en reformas estructurales reales, puede acabar siendo la excusa perfecta para que los de siempre—con más capital, más lobby y más paciencia—tomen el relevo del modelo turístico.

 

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